Reconozco que al
pronto me asusté. ¡Ostras! qué cosas me dicen. Fue cuando comentamos lo de la
votación de ayer. En el corro tod@s conveníamos en que habría que haber dado un
vuelco porque nadie está contento con la situación. Sin embargo, el miedo, o la
prudencia, o lo que sea, había conducido a una mayoría a seguir dando apoyo a
los de siempre.
Y yo dije qué había
hecho. Y la respuesta fue la señalada más arriba. Ya digo, al principio como
que me sorprendí. ¿Yayoflauta yo a estas alturas?
Pero luego hice
memoria de mis pasos en la vida, y resulta que sigo siendo la misma persona que
protestaba airadamente porque en clase no nos daban participación en nada; o
cuando echaba en cara a mis compañeros que hablaran antes y callaran cuando no
debían hacerlo; o expresaba en voz alta el malestar por la rigidez con que se
llevaba a cabo todo o casi todo. Sigo manteniendo la misma distancia respecto a
lo religiosa, política o socialmente correcto, haciendo de mi capa un sayo y no
importándome un pito el qué dirán. Anti, propiamente no; más bien crítico y
respondón ante el “sistema”, cuando hay razones que se omiten o no convencen.
Violento de ninguna manera; si acaso, voceón y gesticulero. Aquí las
apariencias engañan.
¡Vistes de forma
inadecuada para tu estado! me soltó una vez un familiar al que creí
equivocadamente compinche. Cómo me miraban, en otra ocasión, mis tíos y mis
primos, y cómo decidieron no reconocerme ni invitarme a su casa cuando aparecí
por su pueblo con los y las jóvenes del mío invadiendo –y animándolas, que todo
hay que decirlo– sus fiestas patronales.
No tengo que decir
ahora la de puntualizaciones que me hizo la hermana pequeña de mi madre, del
opus, una vez que asistió a las celebraciones que realizo en mi parroquia.
Visto que soy caso
perdido, sin embargo no me tengo por ¡a ver qué se propone, que yo me opongo! A
lo más por un caso aparte, una rara avis de mal conformar y peor coordinar. Por
qué y para qué, cuando todo puede ser mucho más elemental y fácil. Es que a ti,
velasco, no hay quien te entienda, eres demasiado radical. Si esto era antaño,
hogaño es que se trata de un estilo que no cuadra con lo habitual, y provoca
sonrisas misericordiosas: Este chico, siempre igual, no cambia. Hay que dejarlo
por imposible.
Así he permanecido en
este cacho agujero que es mi pequeño mundo durante la mayor parte de mi vida. Y
es de suponer que aquí seguiré, porque relevo no parece vaya a haberlo.
No todo, sin embargo,
han sido silencios y miradas despectivas. Ayer mismo, alguien venido de fuera,
se me acercó a decirme que me sigue en la distancia, y que tengo credibilidad y
consigo “trasmitir”. Veremos en qué queda cuando dentro de unos días
compartamos unos bautizos, si son galgos o podencos.
El caso es que si te
callas, otorgas. Si no estás conforme y te muestras inquieto, eres rebelde. Si
haces lo que crees, esto es autarquía. O anarquía, que suena fatal. Y como a mí
nunca han conseguido domesticarme ni que marque el paso a la orden, tampoco he
dejado de silbar a mi manera aunque para ello haya estado casi siempre solo.
Este “casi” último es
lo que me salva, adiosgracias.
¿Caso perdido? según para quien. Las mismas cosas que te han dicho a ti (excepto lo de la tia del opus) me las ha dicho a mi mi familia de barrio bien y de derechas de toda la vida. Es duro esto de ser oveja negra, pero es lo que hay. Y a quien no le guste... problema suyo.
ResponderEliminarTodo este rollo para decir... Que a mi me encanta como eres, ea.
Si no fuera por cómo eres no serías Míguel, serías Don Miguel Ángel (con la voz impostada en grave). Y cuánto más y mejor es ser Míguel que don Miguel Ángel, ya te lo digo yo que de éso sé y de ti también.
ResponderEliminarBesos y no cambies (total, ya sé que no lo harás porque p'aqué a estas alturas).
Ah! por cierto, los antisistema son aquellos que roban al resto de conciudadanos, utilizan el sistema establecido y retuercen las leyes para beneficiarse de ellas, legislan con sus mayorías contra el bien común, etc, etc... esos son los antisistema, esos son a los que debemos echar del sistema de la gente civilizada y hacerlos entrar en el sistema penitenciario por si tienen a bien redimirse y si no que se queden ahí per secula seculorum...
Miguel Angel, tú nunca estarás solo, tienes mucha gente a tu alrededor. Estoy de acuerdo con Julia serias D.MIGUEL o D. ANGEL vete a saber
ResponderEliminarMuy bien, Carmen, pues escrito está, escrito queda.
ResponderEliminarSigo sorprendiéndome de cómo se etiquetan, desde los prejuicios, a las personas con las que no se está de acuerdo o nos plantean interrogantes. En lugar de resolver las dudas dialogando o responderse a esos interrogantes, el exabrupto suele ser una salida… nada airosa y totalmente ineficaz.
Me encanta que te encante, pero que sepas que en las distancias cortas doy otra imagen. ¡Ea!
Veo que lo tienes claro, Julia. ¿Cómo voy a volver de nuevo al seno materno? ¡Si volvería a nacer igual… o peor! ¡Más viejo y más pellejo!
Por cierto, te expresas muy bien. ¿Por qué no te has enrolado en ese al que has votado? Estoy seguro que habrías arrasado.
Besos, y sigue igual. Y tú sí tienes por qué…
Hola José Luis. Sé que hay gente alrededor, pero como yo estoy también alrededor de ella; quiero decir que ni a mí me corresponden esos títulos, ni yo los uso para dirigirme a nadie de esa manera. Es lo que tiene la horizontalidad, de tú a tú, sin más. De tal manera nunca nadie podrá estar solo. Aunque en momentos y situaciones la soledad se tiene, no se puede evitar.
Míguel, ya estuve con los mejores, sufrimos juntos la injusticia y la desconsideración de nuestros conciudadanos al no reconocer el enorme sacrificio y la dignidad de la lucha en tiempos muy difíciles y que a otros se les dio por añadidura un reconocimiento que no se ganaron nunca. La capacidad política, la lealtad a las necesidades de la mayoría del pueblo, de las clases trabajadoras, asalariados en general, pymes en particular... esos fueron mis referentes, con esos estuve y volvería a estar. Éramos demasiado honestos para ser reconocidos. Somos, como tú, una rara avis en un mundo donde lo que prima es el chaqueterismo, el codazo al mejor para apartarlo y, donde al final, se quedan con el cortijo lo peor de cada casa. En ese mundo y con el capitalismo feroz en contra, el psoe era la 'niña bonita' y se lo creyeron, ellos y el personal y eso fue lo que tuvieron/tuvimos. Pero se les olvidó lo más importante: la enseñanza, la educación, el conocimiento, ahí empieza todo para que perdure, ese pilar al Felipito (no al de Mafalda, si no al otro) se le 'olvidó'. De aquellos barros, estos lodos... y el mundo sigue a trompicones con unos ciudadanos alienados, con una clase trabajadora que no se reconoce como tal -todos quieren ser clase media ¿qué puñetas será eso?-. En fin, me reconozco y me uno a Pepe Mujica, al tupamaro inteligente que siempre fue y al hombre honesto intelectualmente, que es como decir el ser humano por excelencia, que comprende y diferencia lo esencial de lo aleatorio y se presta a enseñarlo a los demás.
ResponderEliminarEspero que tu opción en estas elecciones sea un revulsivo serio para muchos. Que puedan, como mínimo, articular sus propuestas y que sean oídas aquí y en el continente éste de nuestros pecados que van como van.
Besos