En realidad, no
conozco a ninguna de estas dos personas. Sé de ellas, sí. Una es un señor, que
ostenta la presidencia de Cataluña, don Artur Mas. La otra es una señora,
religiosa dominica, sor Lucía Caram. Las dos aparecen mucho en los medios
informativos. Cuando hablan, las entiendo unas veces, y otras no.
El otro día
surgieron, por lo que he leído, ambas en un programa televisivo, aunque en
realidad estuvo sólo una de ellas, sor Lucía.
Las traigo a ambas a
colación, porque ésta citó a la otra persona en medio de una entrevista, en
directo o en diferido, es igual.
Tras decir que “los
políticos no tienen conciencia ni escrúpulos”, afirmó que “Artur Mas, es una
persona honesta”.
No me parece mal si a
ella le parece bien. No obstante, no debería haber generalizado en su primera
frase, más que nada por delicadeza y buena educación. El juicio de valor se lo
dejo para ella.
Del mismo modo que
respeto su elección sobre el señor Artur Mas, porque es su juicio personal el
que expresa. Pero tampoco debería haberlo hecho, por las mismas razones que antes,
más otra muy especial: es manifiestamente partidista, y creo que también
tendenciosa.
...e interesada. Yo ya la había oído decir eso mismo sobre Artur Mas en plena campaña electoral autonómica anterior y, después de la sorpresa, agradable, de ver a una monja argentina, asentada en España, hablar con tanto desparpajo sobre determinadas cuestiones, incluida la bondad de la independencia de Cataluña o algo parecido, me chocó exactamente lo mismo que a ti: el exceso de partidismo. Ahora, después de los duros recortes aplicados por el gobierno de CiU a las políticas sociales, después de ello, aun entiendo menos la "adoración" que siente Lucía por Artur Más. Será que la historia de Evita la marcó mucho en su país de origen y pretende emularla de alguna manera, si no, no se entiende que exculpe a semejante señor de los escándalos de corrupción de Convergencia, de la responsabilidad de los recortes sociales y etc. No me parece bien lo que está haciendo, habla contra la curia, con razón, y ella anda en los alrededores del poder, pidiendo limosna para subvenir a las necesidades de las personas a quienes el mismo poder les ha arrebatado todo eso. ¡Toma contradicción! Prefiero el discurso y la acción de la otra monja, la benedictina, Teresa Forcades, pone a los poderosos enfrente de sus miserias y les enseña directamente lo que hacen mal para con la sociedad, y lo hace con argumentos claros, contundentes, serenos pero demoledores. Su afición al independentismo me choca con la defensa que hace de la justicia social. Tengo alguna diferencia con ella en el por qué. Pero este ya es otro tema.
ResponderEliminarBesos
(hoy también me has pillado).
¿Pillarte yo a ti? Ni lo he pretendido, ni ha ocurrido tal cosa.
ResponderEliminarBien dicho a todo lo que has escrito.
Besos