No es que haya caído
en la tentación. Es que me he visto obligado. Así que sin desdecirme de cuanto
dije entonces, ahora digo diego. Obligado te veas…
El único lugar desde
el que leo a gusto es un libro en papel, es decir, impreso como dios manda. En
el ordenador, tengo un pasar. Pero no puedo llevármelo debajo del brazo, y de momento
no quiero tener portátil.
Las revistas y artículos
de los que tengo que sacar sustancia para mis menesteres, me llegan antes por
correo electrónico que por el cartero del barrio. Y ya es castigo que vengo
sufriendo y soportando desde que vivo aquí. Antes no me pasaba, porque vivía en
el centro.
Imprimir en A4 es
caro y resulta incómodo de llevar. Hacerlo a mano, tomando apuntes y notas, es
decir haciendo fichas de los textos que luego de leer hay que trabajar en
grupo, allá donde nos toque, ya no me corresponde por edad. Así que he tomado
la alternativa que me ofrecían desde la técnica con más bien pocas ganas y
menos ilusiones.
No me he molestado
demasiado en investigar. He tirado de teléfono y he preguntado a quien sabe, mi
hermano. Y sin dudarlo he adquirido lo que él y mi sobrina, su hija, me han
aconsejado. Esto:
No huele. No pesa.
Aunque se trabaja con las manos, al tacto resulta frío; mejor dicho, tibio (o sea, «porque no eres ni frío ni caliente, estoy a punto de echarte de mi boca…». Se
lleva en cualquier sitio, pero no se sujeta en el sobaco; por lo cual nunca me
tacharán de “sobaco ilustrado” como a un amigo de mi juventud, que así le titulábamos.
El primer día de trajín
me ha hecho sudar, y sospecho que en los venideros me ocupará tiempo hacerme a
su uso, aunque dicen que los peques lo entienden a las mil maravillas.
En fin, que no me ha
quedado más remedio que tenerlo para utilizarlo. Esta mañana lo he recogido de
la oficina de correos, porque el cartero llamó ayer dos veces a mi puerta y no me
encontró para entregármelo.
¡Uf! ¡Qué sofoco!
¡Ah! ¡Una cosa más! A
esto lo llaman “libro electrónico”.
Una amiga muy querida, está teniendo problemas de visión por una retinopatía diabética, la lectura es uno de sus entretenimientos favoritos pero se le había complicado mucho, porque utilizaba una lupa y el libro electrónico que le regalamos por su santo ha sido eso..., mano de santo.
ResponderEliminarNo le pesa, se lo puede llevar a todos lados, pone la letra lo grande que necesita para ver bien, el único problema pues que no todos los libros se editan en formato digital, aunque tiene cientos para leer.
¡¡Muy buena elección Sam!!,- una de mis pelis preferidas,en este caso ¡¡ muy buena elección Míguel!!.
Besos