Entro en el templo
preguntando a voces quién hace esa música y me topo con que el armonio por
estrenar suena con todos sus registros funcionando.
No pude resistirme.
Lo vi y me acerqué. Dice esto una mujer de edad indefinida. Ángeles, la de los
narcisos, las azucenas, las ciruelas y los albérchigos, o sea conocida en este
pequeño mundo de otros envites, me la presentó como una cuñada, palentina de
pro en los madriles, y que está con ella de visita.
Enseguida
organizamos, y nunca mejor dicho, el repertorio para hoy. Y salió todo de
rechupete. Menos en la comunión, que ella no conocía la versión nuestra de
“Quédate con nosotros”, y en lugar de cantar ahí escuchamos.
Ha sido misa cantada
y organeada. La primera que conocemos por este lugar, a pesar de tener el
aparato desde hace muchos años.
Por fin alguien se
atrevió a hacerlo. Ha sido todo un señor estreno.
Esto lo pongo aquí que es lugar más discreto. La tal organillera, actuó con el móvil disponible. Sonó y no lo paró; al contrario, muy tranquilamente lo atendió, incluso respondió de manera que lo oímos toda la concurrencia en plena celebración.
ResponderEliminarBien por lo que tocó y acompañó. Mal por esa salida de tono, que entre nosotros no se estila. ¿Será además falta de educación y urbanidad? En su tiempo seguro que cursó aquella asignatura…