¡Que trabaje ruton!


Hubo un tiempo, era yo mucho más joven, en que se creía que las cosas se hacían solas. Y si no, es que faltaba ruton. ¿Quién o qué era ruton?
Lo de menos es lo que fuera o fuese; basta con decir que se convirtió en una muletilla que todo el personal repetía, con una alegría entre confiada e irresponsable, con una seguridad de todo a cien, es decir, de pacotilla; en fin, con la venda puesta sobre los ojos de quienes sabían que desfiguraban su propia realidad, pero conformados ya que a falta de pan, buenas son tortas.
Cierto es que en ciertos momentos nos creímos capaces y sujetos de nuestra realidad; política, económica, social. Así fue en los comienzos de la democracia. Así también en los tiempos primeros del posconcilio, en la iglesia por supuesto.
Luego eso se fue olvidando, o nos lo hicieron olvidar, a golpe de norma, de ninguneo, de aburrimiento. Ahora en todo ello mandan quienes mandan, hacen quienes hacen y figuran quienes figuran. El resto, o sea la mayoría, simples comparsas.
Así que cuando hay que hacer las cosas, nos encogemos de hombros, miramos para otra parte y soltamos –más bien sólo pensamos: ¡que trabaje ruton!
Esta mañana estaba todo preparado, debidamente avisados de la fecha y presentes los que quisimos; no fue lleno, pero casi. Y duró la hora exacta. Pero ¡qué hora!
No fue sólo el anuncio, una frase como otra cualquiera al fin y al cabo, de que ha resucitado. Se palpaba en el ambiente, se veía en los rostros, era claro como el sol que brilló solitario una hora antes, se escuchaba en los cantos y en las fórmulas recitadas y sentidas: era convencimiento; más que fe o sabiduría, había compromiso y decisión; no sólo esperanza en un futuro, que también, sino hechos rotundos. Está resucitado porque no vamos buscarlo al sepulcro, porque lo ponemos en medio de la vida, porque le llevamos con nosotros adonde sea que vayamos, incluso a Galilea.
Muy bonita la homilía. Hoy no la he tenido, para no alargar más la misa. Bueno, lo que sea, me ha gustado mucho. Venimos a felicitarle por este bautizo (en realidad fueron tres), nunca habíamos estado en uno así. Pues eso quiere decir que habéis venido poco por aquí. Sí, será eso. Queremos entregar un donativo. Ahora no es el momento, tenéis la vida entera. Pero no vamos a dejarlo debajo de un banco. Pues mirad a ver y enteraos de cómo es vuestra parroquia.
Se llama catalizador a un cuerpo o sustancia ante cuya presencia los elementos existentes reaccionan de una manera que sin él no lo harían.
Algo más o menos parecido ha ocurrido esta mañana en mi parroquia. Como es natural no ha quedado capturado en ninguna foto, y hemos hecho muchas. Éstas que ahora coloco son únicamente para ambientar.
Estaba el Resucitado, por supuesto; pero estábamos nosotros que somos sus manos, su boca, sus ojos, sus pies… Nuestros cuerpos son su cuerpo; nuestras personas, Él en persona.

2 comentarios:

  1. Primero de todo y ante todo, el cirio pascual, me gusta.

    Lo segundo aquí lo dejo, esto era Ruton:

    http://www.dailymotion.com/video/xlhvdw_publicidad-aspiradora-enceradora-ruton_shortfilms#.UVnDz0Y0rks
    (sigo sin saber ponerlo para acceso directo)

    Lo tercero tu post de hoy, salvo lo que he entendido que es más o menos hasta la mitad, el resto me ha despistado y me he "deslocalizado" o tú te has encriptado, no sé. Bueno, tampoco tiene mucha importancia, este blog es tuyo y para ti, aunque algunos pasemos a darte nuestra opinión de vez en vez.

    Besos

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  2. El localizador que me localice, buen localizador será. Esto vale también para su contrario: deslocalizar.
    Tranqui, Julia, mis "segundas mitades" sueles adolecer de lo que tú pones de manifiesto. No tiene mayor importancia, porque si la primera mitad merece la pena, el resto puede leerse en oblicuo, o pasar página.

    Besos.

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