Avisaron temporal,
pero no nos importó; ya lo teníamos decidido: el miércoles, en lugar del pinar,
el monte; cambiamos ciudad por pueblo.
Conforme amanecía,
aparecía el cielo claro y el sol potente, pero hacía un frío de narices. Mucho
tráfico y prisas al salir de la ciudad, calma a partir de Villanubla.
Enfundados en gorro,
plumífero y bufanda, empezamos a andar valle arriba, luego subimos al páramo y
vuelta de nuevo al valle hasta alcanzar “el prao”. Una hora.
La primera en
recibirnos fue esa oveja y su cordero. Esquiva, como madre recién parida, se
mantuvo lejos; y cuando Moli quiso olisquear a su cría, se la enfrentó cabeza
en ristre. Se enteró la perrilla lo que es ser envestida a cabezazos. Nosotros
decimos a eso “amochar”.
Otra fue la manera de
recibirnos de Carlota. En cuanto grité su nombre se vino a nosotros y dejó que
la atusara la frente, justo entre los ojos. Es muy lamigosa la potrilla.
El huerto está
talmente dormido. La caseta, pintada de verde, aparece limpia de hierbajos;
estamos en invierno. Y la tierra espera, mientras las cebollas apenas apuntan.
Madurarán con el tiempo.
Nótese que hay
novedades. Ese expositor de diversidades agrícolas, restos de pasadas batallas
y laboriosas penalidades. Un brocal a medio
hacer para un pozo de mentira. Polea de verdad y arco en hierro trabajado muy
finamente por Elesio, que es un artista con la eléctrica.
Y ya para rematar,
cebollas buenas, ajos mejores y patatas superiores.
¿Se podría pedir más
a una simple escapadita? Fue un viaje bien aprovechado. Ahora, ¡a guisar!
Y una cosa más: Berto y Gumi ni se perdieron ni se rezagaron.
¡¡Qué suerte tienes, Míguel!!. Escapaditas así las quisiera para mi pero... Madrid es mucho Madrid, absorbe más tiempo del que uno cree, cada desplazamiento es un mundo y total para llegar a un poco más lejos cuyo paisaje es más o menos o a veces menos menos... hoy me quejo de Madrid ¡hala!.
ResponderEliminarBesos y disfruta la suerte de la que dispones, guapo.
No me digas eso, Julia que la sierra norte te queda a un tiro de piedra. Y entremedias mucho campo. No estás mal servida.
ResponderEliminarBesos