Le gusta lavar los
platos, como a mí; hace deporte, como yo; y practica el trikin (trekking), en
tanto que a mí me gusta andar, caminar, subir y bajar, pasear, mirar los campos…
en fin en esto somos diferentes. He querido pillarle, pero se me escapa; lo busco
en Chile, y está en Méjico; dicen que vivió diez años entre mapuches sin lograr
aprender a hablar como ellos (el mapudungun), también a mí se me dan muy mal
los idiomas.
En fin, que tiene
barba, o la tenía; es jesuita, o lo era; y es muy joven, o lo fue.
Pero Luis García
Huidobro no viene acá porque sea simpático o conservador, o alto o bajo. Ni
siquiera porque use gorra tipo béisbol y se lo ponga a derechas sobre la
cabeza. Está aquí porque él firma este texto que yo encuentro fresco, natural y
sabrosón.
No tiene por qué
gustar a todo el mundo. Basta que me guste a mí. Aunque espero que otras muchas
personas lo encuentren por lo menos interesante.
Hermano Papa
Nos llegan lejanas noticias de ti. Dicen que te
bajaste de la cruz, que no seguiste el ejemplo de Juan Pablo II, que quiso ser “signo”
de que la Iglesia no se gobierna con fuerzas humanas sino con el Espíritu
Santo. Pero también nos llegan noticias de que el Espíritu Santo se las ha
tenido que ver estos últimos años con rencillas de poder que agotan a cualquiera.
Debe haber sido duro todo eso. Acá a veces nos peleamos por quién lava los
platos o limpia el baño, y nos hacemos harto daño con la competencia entre
nosotros, cómo será allá que tienen cosas más importantes por las que pelearse.
Te escribimos para hacerte presente nuestra solidaridad.
Por acá no nos preocupa quién será tu sucesor. No
habíamos oído hablar de ninguno de los papábiles (nuestra candidata sería la
hermana Lupita, pero le preocupa que si se va no hay quien sepa cómo funciona
la cocina).
Hemos leído que lo que están peleando en la próxima
elección es si continúa tu “operación limpieza” de la corrupción en la curia o
si los poderes de las tinieblas pueden más. Nos resulta lejana esa disputa,
pero importante, así es que solidarizamos con tu lucha contra la corrupción.
Echamos de menos en esta elección una disputa a
nivel teológico y pastoral, pero no nos extraña. Nos dicen nuestros mayores que
fuiste tú quien sacaste de los seminarios, universidades y publicaciones católicas
los temas teológicos y pastorales que se discutían cuando eras teólogo. Nos
dicen nuestros viejos también que pretendiste acabar con el más evangélico de
los frutos de la Iglesia en los últimos siglos: el compromiso de la Iglesia
Latinoamericana con la liberación de nuestros pueblos, el 40 % de los católicos
del mundo. Pero no te tenemos rencor, todo lo contrario. Lejos de los
seminarios y universidades nuestros viejos han seguido enseñándonos a leer el
evangelio. Dicen que crees que “restauraste” la antigua Iglesia inmutable,
porque en el cónclave que viene no será tema la implementación del Concilio
Vaticano II ni la teología de la liberación. Parece que todo es tan distinto
por allá. Acá en América Latina también hay gente de Iglesia que cree que la
teología de la liberación está muerta.
Hoy dices que te faltan fuerzas espirituales para
gobernar la Iglesia. Eso acá lo llamamos desolación, sequedad, y por eso
queremos animarte.
Te escribimos para contarte que hay gente en la
Iglesia que se siente llena de fuerza del espíritu, fuerza porque ser débil es
una manera de ser fuerte: religios@s y laic@s que atienden migrantes y le hacen
frente al crimen organizado, laicas que forman cooperativas de cafeteras,
frijoleras, tejedoras o lo que sea para sacar adelante juntas a sus hijos.
Obispos y curas que comparten el día a día de la autonomía indígena y la
resistencia a la invasión capitalista. Catequistas y seminaristas que sacaron
la parroquia a la calle para descubrir el evangelio entre jóvenes drogadictos.
Algunos curas más osados que se atrevieron a entrar a los prostíbulos con la
frente en alto (porque no iban a saciar con sexo pagado sus propias
frustraciones, sino a consolar las penas de las trabajadoras sexuales).
Instituciones de Iglesia que reparten condones a mujeres que no son dueñas de
su cuerpo. Otros compas indignados desde la calle y las barricadas. Diáconos
que acompañan parejas que no se pueden casar y comulgar “como Dios manda”, etcétera.
Esa Iglesia no está falta de fuerza espiritual. Está
fuerte, pero no hace mucho ruido, no sale mucho en la tele ni en los diarios, y
eso que no son pocos. Y te cuento una cosa: siguen alimentando su fe con la
teología de la liberación, que no está muerta, andaba de parranda. Es verdad
que no se enseña en los seminarios y universidades, pero se susurra en favelas,
en comunidades indígenas, en cumbres ecuménicas, en patios carcelarios, en
clases de religión de colegios sin nombre de santo. En noviciados de
congregaciones religiosas, en colectivos de estudiantes “ultrones” y en barrios
de migrantes por todo el continente. Se difunde en blogs donde la inquisición
no llega, en Facebook y en radios comunitarias.
Hermano Papa: te animamos en este paso al lado que
estás dando. Leemos en el diario que es un gesto de valentía, aunque no terminamos
de entender porque no nos hemos dado el tiempo para leer el libro sobre los Vatileaks.
Rezaremos para que todo salga bien en la curia. Tennos a nosotros también en
tus oraciones. No hemos desertado de la Iglesia, acá estamos, sintiéndonos
hermanos y sintiéndote hermano en el Señor Jesús, queriendo compartir contigo
las fuerzas de su Espíritu.
Te saludamos desde cualquier lugar de América
Latina.
PD: Te dedicamos un poema de un compa que expresa mucho
mejor esta solidaridad que queremos hacerte sentir:
Emocionante el texto, real como la vida misma, el evangelio en acción ¿no?. Lo del Vaticano con la Iglesia de verdad es como el debate de la nación-Rajoy y la situación de la mayoría de la ciudadanía de este país que se llama España: ambos a dos alejados de la realidad así que cualquier decisión que tomen no servirá para resolver los problemas reales, cualquier propuesta de tal o cual medida caerá en la bolsa del intermediario correspondiente de turno y ahí parará: en el consumo interno de la parroquia que alimentan, lo más falso de lo que tenemos que sufrir en este tiempo que no sé a donde nos conducirá.
ResponderEliminarBesos
¡Ah! la foto final no la entiendo.
Es un vídeo con un poema recitado. Si pinchas en la flecha del centro de la imagen lo podrás escuchar. Es Mauricio Redolés, chileno, poeta y cantante de rock.
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