No, no estoy en Babia
ni en la luna de Valencia. Lo que pasa es que a fuerza de machacar con el
martillo pilón, uno termina por encajar los golpes hasta no sentir dolor.
Más que frío,
me he quedado helado, y no por el siberiano que sopla en Pucela, cuando he oído
que las pensiones quedan congeladas. Porque eso es, y no otra cosa, lo del uno
y dos por ciento.
Los abuelos y las
abuelas que han vuelto a recoger en sus casas a sus hijos e hijas con familia, desahuciados
y en el paro, no consigo imaginar a qué equilibrios y malabarismos se verán
forzados para mantener la paz de los ánimos y satisfechos los estómagos.
Esto está pareciendo
cada vez más una economía de posguerra, y la tristeza es como un manto negro
que lo cubre todo y no deja ver ni siquiera un pequeño y tímido rayito de
esperanza.
Estamos vencidos y
derrotados. ¿Lo estamos?
Ya ni tengo ganas de comentar lo de los jóvenes que se van fuera para experimentar y conocer; o lo otro de cambiar la ley para poder tocar la caja de los fondos… Total, me va a dar lo mismo.
Miguel Angel, no tienen vergüenza, entre todos a dónde han llevado el país. Mira lo que está pasando en un pueblo de aquí al lado de Barcelona, en Sabadell, otro alcalde que se ha vuelto a llenar los bolsillos con dinero público, en comisiones... y eso que tuvieron el premio a la transparencia, Todos hacen igual.
ResponderEliminarLas pensiones congeladas, las ayudas reducidas, el pago de los medicamentos, ¡ya está bien! arremeten contra los más débiles y mientras ellos siguen igual.
Yo también estoy consternada.
Resistiremos, amigo, pero es de una injusticia ya que clama al cielo. No hay derecho a que rescaten a los sinvergüenzas de los bancos y dejen caer a las personas. Pero, como tú dices, ya cansa y te entra mucha tristeza.
ResponderEliminarNo las han congelado, Sir Enry, las han colocado en el cero absoluto. Pierden euros en 2013 los pensionistas. Y los plátanos, en Mercadona, han subido a 1,95 el kilo.
ResponderEliminarY, a propósito de Sabadell: ¡qué no ocurrirá donde no hay transparencia que premiar!
Sí, nos estamos consternando todos de un tiempo a esta parte.
Por supuesto que resistiremos, Clares, pero a base de ponernos encima capas como las cebollas. Al final estaremos tan envueltos en vendajes que no nos reconoceremos.