Ya tengo respuesta para
las señoras de mi parroquia que se intranquilizaron con las palabras atribuidas
al Papa sobre los animalitos de Belén. Y espero que quien o quienes sembraron
zozobra en gentes sencillas rectifiquen o aclaren este malentendido como
corresponde.
Esas son las palabras
literales con las que el Papa concluye los párrafos precedentes, relativos a la
narración evangélica del nacimiento de Jesús:
«María puso a su niño recién nacido en un pesebre. De aquí se ha
deducido con razón que Jesús nació en un establo, en un ambiente poco acogedor
-estaríamos tentados de decir: indigno-, pero que ofrecía, en todo caso, la
discreción necesaria para el santo evento. En la región en torno a Belén se
usan desde siempre grutas como establo.
El pesebre hace pensar en los animales, pues es allí
donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la
meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento
relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías
1,3: “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me
conoce, mi pueblo no me comprende”.
En la singular
conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25, 18-20 y el pesebre, aparecen
los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista
de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en
el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe
la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha
captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento
renunciará al buey y al asno.»
Seguro que estas
Navidades podremos todos comer mazapanes tan alegres como siempre, sabiendo que
este pequeño detalle no va poner en peligro el respeto que nos debemos mutua y
recíprocamente.
Ya me has aclarado lo del buey y la mula, que a mí particularmente no me inquietaba demasiado, ya que pensaba seguir poniéndolo en el belén. En Murcia hay una preciosa tradición de belenes artesanos populares. los portales de Belén son un paquete completo con buey y mula, y yo no iba a quitarlos, y el Papa que diga misa. Me imagino que una cosa es el dogma y otra el folklore, entendiendo por tal las tradiciones que se generan, aunque no sean la verdad exacta. Un abrazo, y muy pronto, feliz navidad, con buey y mula.
ResponderEliminarEn mi ciudad existe de tradición la venta de imágenes para el belén de terracota de procedencia murciana, estilo Salzillo. Ahora están siendo sustituidas por figurillas de plástico, tal vez made in china, más baratas y que no pierden dedos, manos, brazos y piernas con tanta facilidad.
ResponderEliminarEl belén que guardo en mi casa paterna está todo desportillado, el pobrecito. Justamente como mi vajilla. Es que soy un manazas.
Supones bien sobre eso del dogma y el folklore; sin embargo a la hora de las cosas prácticas, como en la cocina, el estilo, las formas y el saber apañarse, marcan una diferencia considerable. Las cosas hay que decirlas, pero hay manera y maneras.
Tiempo tendremos de decirnos feliz navidad, pero la mula y el buey ya los tengo preparados.
Pues yo sigo diciendo lo mismo. Creo que en este momento hacen falta, por parte del Papa, otro tipo de escritos, y no los que se centran en la exactitud histórica de la presencia de animales en el pesebre.
ResponderEliminarSí, Carmen, otra Iglesia es posible. Está ahí, puedes oírla aunque no mete ruido. Anuncia un mundo nuevo también posible y está haciéndolo realidad desde la pequeñez y fragilidad de una barca de pesca zarandeada por el oleaje. Algún día, ya en la playa, comprobaremos qué tal funcionó la red. Luego, descansaremos al calor de unas brasas y comeremos tal vez un trozo de pez asado que, con pan y vino, sabe a cielo.
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