La noticia no es de
ahora, pero yo me entero como siempre de las cosas tarde y mal.
En mi casa siempre ha
estado una imagen del Pilar. Sobre una columna de mármol blanco, la Virgen es
de metal plateado oscuro y la corona dorada. Y así la he visto siempre, y no soy capaz
de imaginármela de otro modo.
Pero resulta que con
la ofrenda floral, en Zaragoza la revisten tradicionalmente de flores blancas.
Así ha debido ser a lo largo de los tiempos.
Este año va a
cambiar. Y la van a revestir de rojo.
En realidad es lo
mismo. El Pilar siempre será el Pilar, blanca, roja o purpurina.
Pero si han decidido
cambiar los zaragozanos, dado que El Pilar también es algo patrimonio de los no
zaragozanos, bien podían haber consultado. Digo yo.
Salvo que la
consideren sólo suya. Entonces, de acuerdo. Me callo.
Pero no son formas.
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