Si no lo digo, reviento


Aún no me lo creo. Y supongo que resultará difícil fiarse de mi palabra si digo que he tenido el honor de nadar solo en esta maravillosa piscina durante treinta y siete minutos, desde las 21:12 hasta las 21:49 horas, confiando en que el reloj de la pared marque la hora como es debido.
 Y bien que me temía no poder ni entrar en ella, habida cuenta de que tuve que aparcar casi a un kilómetro; estaba Parquesol imposible. Las ferias, los fuegos artificiales y el partido de la roja pusieron en movimiento a todo el mundo, pero no lo acercaron a las instalaciones del Complejo Deportivo Parquesol de la FMD de Valladolid.
De verdad que lo siento por los que le temen al agua o no saben moverse en él. Les está vedado disfrutar como yo lo he hecho.
Pero tiene remedio: ni el agua tiene por qué dar miedo y a nadar se aprende.
En fin, espero que entre los recortes por venir no esté el de privarnos a mí y a cuantos somos usuarios empedernidos o esporádicos de este pequeño placer. De momento sólo nos lo ponen un poco distante.

3 comentarios:

  1. Cheverísimo hermano. De verdad que te felicito. Es bellísima

    ResponderEliminar
  2. Alí Reyes H., qué ilusión me hace que uses ese adjetivo en este blog. Creo que es una novedad. Que se repita, que se repita…

    Para captar todo su significado he acudido a esto: http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20090102144413AAggMHx
    ¿Es correcto?

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué envidia me das! Y no digo más...

    Besos

    ResponderEliminar