Una entrada descuidada

 

He llamado a A para que vengan a por alimentos y me ha dicho su mujer que está en Villanubla. ¿En Villanubla? Pues, ¿qué ha hecho? No lo sé; mañana llamo a J a ver qué pasa. Tuvo un problema en el mercadillo con un asunto de marcas, pero ya le pusieron una multa, a razón de 100 € mensuales. Dice su mujer que serán tres o cuatro días.
Cené de mala gana, y luego me puse a trabajar hasta acostarme. Por la noche tuve una mala pesadilla, sin relacionarla con el asunto; algo parecido a aquella serie de tv de unos reptiles venidos del espacio.
Esta mañana me tocaba ir a por simvastatina, para el colesterol. Cuando estoy saliendo J informa que A está detenido por desacato. Además de la multa le mandaron realizar trabajos sociales; le salió un trabajo en regla, pidió permiso en el juzgado… y el aviso fue mandarle para la prisión. Una orden es una orden. Su señoría se lo tomó muy a pecho. Y J, mi abogado favorito, no ha podido hacer más; está que se sube por las paredes.
Mi enfermera favorita me sirve la receta y yo le pido que me tome la tensión, como otras veces. La tienes normal, no hace falta. Como insisto, me lo toma. La tienes alta, relájate y repito. Cuatro intentos, y da alta. ¿Estás preocupado? En ese momento no caí en la cuenta. Pero a la cuarta, ¡zas! lo relacioné.
Maldito juez que me ha disparado la tensión. Lo que no ha conseguido Dívar con su descaro, lo ha logrado ese mequetrefe, que ha mandado a A a Villanubla por un quítame esas pajas.
Claro, A es guapo y tiene buen tipo, pero es subsahariano. Lleva mucho tiempo aquí, y tiene mujer e hijos, y se sacó hasta el carné de camionero; pero su color de la piel lo delata.
Tengo tal cabreo que no sé si estoy cayendo en desacato, pero no me importa. Dicen las noticias que los viajes del jefe han dado mala imagen a los jueces. ¡Mecuagüenenlamarserena! La imagen esa se la están ganando a pulso a base de atropellos como éste.
Además de subirme la tensión por su culpa no sé ya ni lo que digo. Pero no borro ni una letra. Esta entrada queda así. Y punto.

3 comentarios:

  1. Cuidese vuesa merced que la sangre nunca llegará al río.

    ResponderEliminar
  2. Pues cuídate pero indígnate; estoy contigo, además del Dívar hay una caterva de jueces que se creen pertenecientes a una casta especial de personas (que lo son pero en el sentido contrario al que ellos pretenden) que abusan de la autoridad que no sé quien puñetas les ha conferido y son de lo peor que hay sobre la faz de la tierra. Cuándo llegará el día en que veamos a los/las jueces/zas tratados/as con el mismo rasero que ellos/as tratan a los demás. Son una plaga, e incluso en pueblos o ciudades pequeñas van por la vida como diosecillos "repartiendo sus dádivas" o negándolas de "asegún" les rota. Bramo en hebreo cada vez que me topo con gentuza así haciendo daño a sabiendas a personas indefensas porque, claro, ante "su autoridad" todos estamos indefensos o te gastas los cuartos en contratar a un abogado de su clan y medida y entonces la cosa cambia. Vaya mierda de justicia, opino. Estos deben pasar el Rubicón, tendrán que pasar por alguna purga selectiva (no la oposición que es pa tontos aunque se crea lo contrario) porque si no la ciudadanía estamos perdidos.
    A mi no me sube la tensión pero me enciende el alma, así que ¡cómo no voy a entenderte cuando además es alguien tan cercano y tan vulnerable!. Espero con toda mi alma encendida que se resuelva pronto esa iniquidad.

    Míguel, un beso y que sepas que estoy contigo.

    ResponderEliminar
  3. Es para que te suba la tensión, para que te indignes y para todo lo que se te ocurra. Así ando yo, con un dolor de estómago que va y viene desde que una niña de mi clase nos contara que había ratas en la "casa" que ocupan después del desahucio...y de que la madre en cuestión me dijera que han retirado la subvención a la ONG que les ayudaba. Pero en fin, este es tu desahogo. Cuídate , sí, pero siéntete acompañado en el cabreo.

    ResponderEliminar