Resulta que tenía algo descuidado dar
respuesta a los comentarios que se me hacen en el blog. Y, aprovechando un
ratejo que tenía disponible, fuime retrocediendo en el tiempo de entrada en
entrada, dando gracias, o sea agradeciendo, y replicando a cuanto se me dejó
dicho.
Llegué, hacia atrás, hasta el pasado
día veinte de septiembre en el que no había comentarios, y respiré.
Tengo escrito en el blogger
Gracias por dejar
un mensaje. Lo que piensas, sientes o crees le da valor y sentido a este
espacio. No importa como lo hagas, como lo digas, escucharte será importante y
un placer, por supuesto.
Como soy un poco
descuidado no prometo contestación, porque incumpliría la promesa, que me
conozco. Sí prometo ponerme en proceso de ser más cortés y cuidadoso. De modo y
manera que sí recibiréis respuesta, aunque sea fuera de tiempo, que no de
lugar.
Una sola cosa: Sería
bonito que no firmaras como Anónimo.
Si no usas ninguna
cuenta, escoge la posibilidad de comentar como Nombre/URL. Escribes tu nombre o nick y dejas en blanco URL;
luego pinchas en continuar, escribes tu
comentario y pinchas en Publicar un comentario.
Pero a la hora de la verdad soy como
soy, y lo que digo es correcto, o casi. Y alguna que otra vez he dado
respuesta, no aquí, sino por el camino secreto, no sabría muy bien decir por
qué, tal vez porque en público sea menos valiente y en el tú a tú me atreva un
poco más.
El caso es que al llegar a la entrada
que hice sobre una tarde de domingo, no estaba solo, aunque no hubiese nadie
dejado escrito alguno. En la parte inferior, y en un tono azulina, había una
ristra de enlaces de otros lugares. Antes no me había percatado de ello, a
pesar de que, por supuesto, sabía que hay una frase al final de cada post que
dice: “Enlaces a esta entrada”.
Simple que soy, nunca supe qué era y
qué podía significar. Ni indagué, ni pregunté. Sencillamente, des-cuidé.
Caigo en la cuenta del asunto. Estoy
enredado en una red de personas que desde sus blogs me observan, me leen, saben
lo que se comenta y tienen acceso directo y automático a según qué artículos,
opiniones y expresiones.
Y de repente, al darme cuenta de ello,
me ha entrado un canguelo…
Porque, una cosa es que venga gente y
diga hola, qué tal. Y al repetirlo una y otra vez, termine uno por conocer y
reconocer a la persona. Y avanzando se llegue a cierta familiaridad, y se vaya
rompiendo la rigidez primera, y se continúe adoptando una relativa
espontaneidad, mismamente como ocurre cuando ya te haces vecino de tu barrio, y
la calle se convierte en zaguán de tu propia casa.
Pero ocurre que hay allá, un poco más
lejos, una casa de pisos, hasta casi diez, habitados por no sabes quién o
quiénes, que no bajan a la calle, que pueden verte desde su ventana, o subir a
la terraza, o atisbar por la raja de la persiana, y mirar. Miran, pero no
hablan. Observan como tras una trinchera y no dicen ni pamplona.
Lo sabes, claro que lo sabes, pero
como si nada.
Lo malo es si te acercas al portal, y
entras hasta los buzones y lees los rótulos, y ves nombres, Don Fulano de Tal,
Abogado; Doña Zutana de Cual, Diplomática; Don Menganito de Esto, Consultor;
Doña No sé qué de no sé cuál, Artista. Y se te queda el cuerpo como encogido.
¡Ostras!, dices. ¡Esta gente me curiosea!
Y es lo que me ha pasado, que he visto
que hay blogs de tronío que me tienen enlazado, y se me ha puesto la carne de
gallina, sí de gallina, no de gallo, ni siquiera de pollo tomatero.
Eso me pasó en vivo y en directo hace
unos días. Al salir de la eucaristía, un día normal y corriente, en la que habíamos
estado allá, media docena, alguien va y me dice ¿sabes quién es aquel?,
encogiéndome de hombros dije que un señor; es el jefe de cirugía cardiaca del
hospital. ¡Zas! se me aceleró el músculo principal, que se puso a cien.
Porque vamos a ver, una cosa es que en
una boda o en un funeral, dependiendo de los sujetos agentes, venga gente de
esto y de lo otro. Y un Conseller o Consellera, pues puede caer porque sí, e
incluso una vez, en unas primeras comuniones estuvo con nosotros todo un señor
seleccionador del balonmano nacional. ¡Toma categoría! Aquel día, al salir,
calló una de campeonato, y todos, toditos, todos, necesitamos toallas a mogollón
para continuar la jornada, seleccionador e hijas y esposa incluidos. Ja, ja,
ja.
Pero que a una misa de diario venga
alguien importante, ¡eso es harina de otro costal!
Pues lo mismo aquí, en el blog. Tengo
algunos personajes de categoría superior ahí a la derecha. Y suelo ir y ver,
leer y degustar. Pero soy yo el que curiosea y aprende. Pero que venga alguien de
ésos a mí y me tenga enchufado permanentemente, eso es como para echarse a
temblar.
Y es, justamente, lo que ahora me está
ocurriendo. A ver como salgo de ésta.
¡Con todo lo que sabes y se te había pasado eso! imperdonable si no fueras tú, pero así eres y así serás: despistado. ¡Qué le vamos a hacer! Deja que te observemos y te leamos que no haces nada malo ni reprobable, ya seamos simples mortales, amigos desde siempre o alcurniosos (palabra copiada a mi hermana Laura) intelectuales o lo que sean. Déjanos y no te asustes que por algo será por lo que pasamos por tu "casa" a curiosear lo que tú nos quieres enseñar. Y esto es todo amigo mío, nada de canguelos ni historias.
ResponderEliminarBesos
Eso digo yo...¿miedo por qué?
ResponderEliminar(me has dejado muerta de curiosidad insana ¿quien será quien te sigue?)...
¡Pero vaya una bobada tan grande!, escribes para que te leamos, quien mas da quien sea.
ResponderEliminarLos libros los leen todos los que tienen acceso a ellos, ya sean personas humildes o alcurniosos.
¡Tienes unas cosas Míguel ! en fin cosas de Maicolín, mira salió pareado.
Besos
Pues, ¡sí, Julia, nunca había tenido curiosidad por esa frasecita. Pensé, qué se yo, que sería eso de las redes sociales, o algo parecido, y no le di pinchazo. Y aún no se lo he dado. A lo mejor mañana, a ver qué resulta.
ResponderEliminarAsustado no lo estoy, pero si, a ver si me sale la palabra, un poco comprometido. A partir de ahora voy a ser más cuidadoso con las palabras……
Besos, ya sabes, de todos los estilos, colores y tamaños.
Carmen, miedo, miedo, no; una pizca de "impresión", como cuando te subes a lo alto del pirulí y miras hacia abajo… No te mueras, que tengo que seguir leyéndote. Y sana tu curiosidad, toda la gente que me sigue es buena.
Laura, tuviste que decirlo, vaya por Dios; indiscreta, que eso es lo que eres. Ves, ahora todo el mundo lo sabe… Estamos al cabo de la calle y sin paraguas.
Pero no importa, que venga quien quiera y que haga lo que le de la gana.
Pero tú sí que importas, y el vídeo de Ignacio tiene que salir. O lo sacas tú, o me mandas las fotos y la música que quieres, y te lo hago.
Besos.
¿quien es más importante que tú o que yo?...a ver ¡que no me entere Miguel Angel!....jejejeje!
ResponderEliminarPersonalmente he pasado de puntillas durante mucho tiempo, visitandote cada dia y no dejando comentarios...últimamente estás muy observador, que si nada se borra, que si hay gente espiando "i m p o r t a n t e....¡va, tu a lo tuyo! y sigue con tu espontaneidad.
Un abrazo.
Ay, amigo, y porque no te has fijado en el Reader, que todo lo conserva, todo lo guarda, hasta los errores, las modificaciones. Y porque no has caído en G+ todavía, que cuando caigas verás lo que es bueno. Lo cierto es que las casas se han vuelto de cristal y hay que tener cuidado con echar las cortinas en según qué casos.
ResponderEliminarEl desenlazador que te desenlace buen desenlazador será, pues. Beso.
ResponderEliminarAnna, absolutamente nadie; estáte, pues, tranquila, que nadie nos va a hacer sombra, ni nos va a desalojar de nuestro sitio, ni nos va a quitar de hacer y decir lo que nos plazca. Pues, ¡faltaría más!
ResponderEliminarPásate por aquí como te pete: de puntillas, a saltitos, marcando el paso, haciendo toc, toc con tus zapatos de aguja (cosa que no te recomiendo por tu espalda), volando como Lucecita o asomándote sólo por una rendijita de la puerta, aunque esté abierta de par en par.
No estoy especialmente obsesionado con nada, es sólo que me gusta dar publicidad a aquellas cosas que voy descubriendo, y de esto me enteré hace apenas un ratito.
Por supuesto seguiré tu sabio consejo: intentaré seguir siendo espontáneo, aunque no lo sea, o no lo sea tanto como consideras.
Un abrazo, pero con cuidado para no apretarte demasiado.
Juan, soy un aprendiz en esto de internet, y poco dado a innovar; no me impresionan las novedades, ni deseo que en mi blog las cosas cambien constantemente. Tal es mi casa real, así es esta casa virtual. Las cortinas las quité hace tiempo, por molestas, por opacas, por sucias, por hacer de barrera en dentro y fuera. Aquí tampoco las quiero. Donde no hay secretos, o eso creo, nada hay que proteger.
Gracias, tendré en cuenta, a pesar de todo, tus palabras.
emejota, pues es verdad; no sé cómo se hace eso de enlazar a una entrada; lo he intentado y me ha salido una cosa extraña y la he borrado. Aunque Reader se ha encargado de eternizarla. Como no me da la gana de dejar flecos sueltos por así, no vuelvo a intentarlo. Si hay, pues, un enlazador o desenlazador en las proximidades, le pido que me eche una manita. A ti ya sabes que TBO.