A mí con esas no me vengan



Despejado del sueño tras un reparador paseo por el campo, entro para indagar y compruebo que de lo dicho por el Jefe Indio Seattle tal vez sea sólo verdadero su propia existencia y la apropiación por el hombre blanco de las tierras comunes a plantas, animales y humanos. Ni la fecha ni el destinatario ni el contenido del discurso parecen ser correctos, según opinión de la infalible e indefectible wikipedia. Me niego a reproducir lo que está allí y cualquiera puede comprobar.
Estoy hasta las narices de que vengan a tirarme por los suelos mis mejores tesoros. Me niegan que Dios se paseara cada tarde por el Edén, tras su obra artesanal sobre el pobre barro. Ridiculizan el paso de las tribus semitas a través del Mar Rojo acaudilladas por Moisés y sus hermanos. Consideran un invento la lucha de Jacob con el divino nocturno personaje. Y para colmo a Elías tampoco lo arrebató al cielo un carro de fuego, invento muy posterior, como no podía ser por menos.
Me discuten la historicidad de las gestas de Mío Cid, la realidad a toda prueba de la vida y milagros de mi otro señor Don Quijote, y hasta afirman que la Tierra no es el centro del Universo.
Consideran simple cuento aquello que me nutrió desde la infancia: El Jabato, El guerrero del antifaz, El llanero solitario, la preciosidad de Sigrid, Tom Sawyer y Huckleberry Finn, incluso Pulgarcito, Blancanieves y… ¡Los Siete Enanitos!
Aquí hay mucho machote. Como aquel que hace muuuuchos años quiso darme una lección acerca de cómo me habían traído al mundo mis papás. Empezó con una historia de ovarios y testículos, para terminar con la carrera a muerte de unos bichitos por alcanzar quien fuera primero el lugar donde obtener el laurel de campeón, sin omitir que entremedias mis papas hacían una cosa fea que empezaba por jota. Le mandé directamente a la mierda. A mí no me estropea nadie, y menos él, mi viaje desde París colgado del pico de una cigüeña, por expreso encargo de quienes tanto se querían y me quisieron.
Este cartel con su manifiesto lleva en mi atrio particular, que es de todos ustedes por supuesto, exactamente 30 años, que se cumplen el próximo día 26, momento en el que decidí cambiar “la comuna” donde holgaba por esta pequeña cueva que ahora es mi casa, que entonces era una cochambre de la que hubo que sacar basura a espuertas para hacerla mínimamente habitable.
Y el indio Seatlle, y el James Monroe, y el año 1819, y el texto íntegro de todo su discurso, todo junto y por partes, es tan verdad como que ahora luce el sol.
Oye, tú, y que no jodan.

8 comentarios:

  1. Es que Wikipedia de infalible tiene poco, Miguel Angel...como te decía yo tengo ese texto en un libro editado por Juan José de Olañeta, y si algo tiene esa editorial es seriedad y cuidado con lo que edita...asi que yo también me quedo con mi jefe indio y a Wikipedia que le den morcillas.
    Buena tarde!!

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  2. No es el problema wikipedia, sino la mala memoria colectiva y el poco interés por sus raíces de mucha gente joven que desconoce cosas que marcan muy seriamente este ahora que vivimos. No es culpa de los planes de educación, sólo; es también otra cosa que yo llamaría “pasotismo” ante lo que no han vivido en carne propia. A la utopía que movió a casi una generación entera, ha seguido un sentido práctico que me da mucho, mucho miedo. ¿Estaremos ante un nuevo pan y circo actualizado?

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  3. Por eo es tan esperanzador el 15-M, el movimiento ecologista y todos los movimientos que a través de la red, de ONGs y demás "mueven" conciencias...

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  4. Siendo preadolescente, me tocó hacer un trabajo en el bachillerato de entonces con el que se me desmontó la historia del diluvio universal. Era imposible, nunca había existido tal cosa. Sin embargo, con el paso de los años descubrí que esa historia o una historia muy similar aparecía en otras culturas muy distintas, como en Egipto o la India. Vivimos entre leyendas. Que ese texto no lo escribió nunca Seattle parece evidente, entre otras cosas porque no sabía escribir y probablemente porque desconocía el inglés. Que se soltó un discurso es seguro, los indios se soltaban discursos siempre. Así que es muy probable que ese texto lo reelaborara alguien que estuvo presente en el discurso y que a nosotros nos haya llegado la enésima versión. Pero es hermosa y, por lo que yo sé, que no es mucho, responde a la forma de entender la vida que tenían estas tribus. Y no sólo éstas. Por lo que a mi respecta, me vale, lo doy por bueno. No lo tengo en mi atrio, pero estoy dispuesto a ponerlo si alguien me discute el texto.

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  5. ¿Pero oye lo importante no es el contenido?.

    Dice Juan que no sabía escribir ingles, y ¿si lo escribió con humo?, que era como se hablaban los indios.
    Pero claro, el humo se junta con las nubes y hay que tener muy buen ojo para leer el mensaje y entenderlo en toda su extensión.
    Fuera como fuese, el Sr.Jefe Indio, era un sabio y vio a través de su mirada lo que habría de acontecer siglos mas adelante. Y sino mirar en que dirección vamos.

    En Madrid bien, me gustó volver a Malasaña, pero no di con la casa mancomunada de los 75.

    Besos

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  6. emejota, ¡ojalá que llueva agua! Las demás cosas las tendremos por añadidura si nos dejan ya sabes: arar, sembrar, abonar, arrastrar, cosechar… y vender nuestros productos en un mercado justo o trocar con el vecino o vecina. TBO.


    Juan, yo creo que no hay cultura o creencia religiosa que se precie que no tenga de algún modo en su bagaje algo igual o parecido al diluvio. Es un borrón y cuenta nueva que no hay ser humano que no desee, o haya deseado alguna vez. O ¡necesitado!


    Laura, parece ser que se puede "datar" al señor indio Seattle, porque vivió hace apenas unos años. Moisés es más difícil, y Noé, ni te cuento. Si con humo, en piedra, o a base de madera, aunque sea calafateada, tiene razón, lo importante es el contenido. Y en el discurso de Seatlle hay tanta verdad como en las tablas de la ley o como dentro del arca de Noé.

    Esa casa es posible que ya no exista, ahora se llevan los estudios en el centro de la ciudad, y los adosados en la periferia.

    Besos

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