La cita es en un pueblo a caballo entre Valladolid y Segovia, en Tierra de Pinares: Villaverde de Íscar. La suerte le tocó estar de la parte segoviana, pero el apellido no ofrece ningún lugar para la duda, es vallisoletano.
La foto no le hace justicia, porque esta iglesia sobresale entre el caserío y con su reloj sigue marcando el tiempo y la vida de los lugareños.
Un olivo a la puerta es señal de que el lugar está habitado por gentes hospitalarias: la paz se respira desde las afueras hasta muy adentro.
Este crucero, tras el olivo, no se oculta; sólo confirma, con discreción, las primeras impresiones.
De verdad que no hacía falta este rótulo; pero ya que está, entremos y curioseemos. Seguro que algo bueno se encierra entre sus muros.
Sencillo, limpio y acogedor. El coro abierto es, sin embargo, un lugar aparte; que esa escalera avisa, vaya si avisa, que no todos pueden estar arriba.
En esta otra parte puede estar todo el mundo, ni escaleras ni estrecheces; luz, silencio, acomodo y compañía.
Aquí, dentro de un rato, R y R, como si de un cuento se tratara, van a jurarse fidelidad perpetua, en exclusiva pero no excluyente; porque el amor no es ciego, aunque a veces peque de travieso y parezca que juegue con honores, haciendas y sentimientos.
Y en efecto, cuando más lucía el sol, en el día de autos, R y R, se han dado palabras de casamiento, y por ello ahora ya son esposo y esposa, matrimonio para siempre, de lo cual somos testigos cuantos allí estuvimos, y damos fe de ello.
Seguro que R y R van a ser felices y comerán cuantas perdices tengan el gusto de poner en su mesa, para ellos y para quienes tengamos la suerte de ser sus invitados.
¡Larga vida a los esposos!
Siempre tengo en la memoria dos árboles profundamente mediterráneos: el olivo y la higuera. Tengo la sensación de que ellos guardan el secreto que nos explica.
ResponderEliminarQue gracioso.
ResponderEliminarEl que siempre fue segoviano fue Iscar.
Que gracioso...
ResponderEliminarEl que siempre pertenecio a Segovia fue la villa de Iscar y su comunidad de villa y tierra. (Hasta el siglo XIX)