La imperiosa necesidad de que existan fontaneros

Como suele ocurrirme, empiezo a escribir por culpa de una idea que me llega obsesivamente, pero no puedo aventurar adónde me llevará.
Cuando digo fontaneros quiero decir personas que arreglan cosas, no referirme a quienes hacen trabajos necesarios de los que nadie se sentiría orgullosos, cosas sucias pero vitales para que todo siga pareciendo un mundo feliz.
Necesito en mi vida un fontanero fetén, que arregle definitivamente lo que yo he hilvanado de cualquier manera y como para salir del paso.
Hay un refrán por ahí que dice: “Hombre de muchos oficios, pobre seguro”. Ese soy yo. Con más ganas de hacer que de otra cosa, sin la prudencia del que se para a pensar si va a ser capaz de levantar el edificio con los ladrillos que tiene, o si es posible ir a la batalla con 100 guerreros contra un ejército de 10.000, a lo largo de la vida consciente, y creo que también de la inconsciente, he emprendido auténticas chapuzas que han funcionado… ¿milagrosamente? Pues sí. Lo malo es que además se han ido dilatando en el tiempo, y lo que se hizo para un momento relativamente corto, se ha perpetuado. Y ahora que miro para atrás, tal vez porque surgió un imprevisto, o porque es imperiosamente necesario realizar una ampliación a los exiguos límites iniciales, o por razón de un cambio radicalmente cualitativo del colectivo al que iba dirigido… resulta que han pasado tantos años que recordarlos da grima. Y la cosa está tan chunga, tan cogida con alfileres, con tantos pegotes puestos de mala manera, tan recosida y sobada, que es totalmente necesario solicitar los servicios de un buen profesional de la fontanería.
No valen ya remiendos, ni tapar los defectos. Pintarlo para que parezca diferente es engañarse. Hay que rehacerlo todo por completo.
¿Es eso posible? Mucho me temo que lo que yo necesito de verdad es un fontanero que sepa el oficio, pero que tenga inspiración para chapucear con soltura y sin que nadie lo note. El dinero no es problema, ya irá llegando. Lo urgente es empezar.
[Dejo para otra vez, no tardando, relatar cómo hicimos una calefacción de ensueño, de carbón y automática, para un edificio que se caía a pedazos. Lo de hicimos es ilusión, fue él, yo sólo puse el interés. En cuanto al money, simplemente llegó. Y llegó de donde menos se esperaba. Aún no lo sabe nadie porque alguien que me sé ha sido una tumba.]

2 comentarios:

  1. Para las cosas de telas- cortinas, sábanas, colchas, ganchillos y bolillos - lo mismo sirvo para un roto que para un descosido; pero en lo referente a las cuestiones de oficios varios de los que tu necesitas tengo a Vicent, lo mismo te hace un murete de piedra, que una fuente en el jardín que.... Ahora bien incluso él cuando ve que el asunto es de calado siempre dice " merece la pena que este asunto lo haga al que le toca", eso si, él siempre está vigilante, para que quien trabaje lo haga bien y deje todo en condiciones. Es un ángel, la te lo he dicho muchas veces. La pena es que vivamos tan lejos sino él te buscaría el mejor.

    No creo que sea tan difícil encontrar alguien fetén por ahí

    Besos

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  2. Miguel Angel...
    He dejado de publicar en mi blog pues tengo necesidad de descansar fisica y mentalmente.
    Seguiré leyendote.
    Un abrazo grande grande.

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