No estoy orgulloso de tenerla, ahora no. Pero está aquí, junto a mí, en la pared de mi cuarto de estar. Me acompaña desde hace más de veinte años. La traje de una visita al Valle de Pineta, donde la encontré en un lugar muy complicado de alcanzar. Eran mis principios con la montaña. Casi fui en plan turista, pero me atreví mucho, demasiado.
Por supuesto es la “Flor de la nieve”.
No es un simple flor, tampoco una flor simple. Se trata de un conjunto de pequeñas florecillas. Los elementos centrales de color amarillo son capítulos, donde se agrupan flores tanto de género masculino como femenino; y lo que parecen pétalos blancos, en realidad, son brácteas, estructuras que la protegen durante su desarrollo.
La edelweiss, nombre con el que se conoce mundialmente a la “Leontopodium alpinum”, se esconde en los prados y roquedos de altura de las cordilleras europeas. En España se la puede encontrar en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y dicen que también en las Montañas de León.
En peligro de extinción, está protegida, como todo lo que hay en esos lugares donde el exceso de visitantes y el abuso de caprichosos están poniendo al borde de la desaparición lugares, animales y cosas que han permanecido inalterables durantes milenios.
Cuando la encontré el hielo de la Gruta de Casteret era perpetuo; los torrentes del Taillon se podían vadear al subir y al bajar en el mes de agosto, por encima del glaciar que los cubría; cruzarse en los senderos invitaba al saludo, no importa si eran franceses, alemanes o italianos los que te llegaban de frente o te superaban por detrás; y en la zona de acampada la gente susurraba más que hablar, y la cena terminaba la jornada sobre las nueve, porque había que dormir para iniciar otra nueva de andares antes de que el sol volviera a salir. ¡Hay que ver cómo pega allá arriba!
Entonces todo estaba tan cuidado que parecía un jardín grande y abierto. Ahora quieren que siga siéndolo; pero, ni aún poniendo muchos guardas y cerrando el paso a cuenta gotas, van a conseguir recuperarlo. Me han dicho que el piso de Casteret ahora es puro barro, y que incluso peligra la columna de hielo que yo fotografié en la oscuridad, y que resultó ser luminoso y de colores. Ya no me apetece volver a recorrer la Senda de los Cazadores… Ni dormir bajo las estrellas junto a la ermita de San Nicolás de Bujaruelo… Ni creerme un conquistador en la punta de arriba de Petra Forca.
He visto flores de edelweiss en el Collado de Añisclo en Pineta, en las praderas cercanas al Ibón de la Sierra, al pie de Sierra Telera, en el Valle del Tena y en el camino al ibón de Iserías en las proximidades de Canfranc. Espero que siga floreciendo esta extraña flor en esos y otros lugares, contando con que no haya habido muchos que como yo se hayan llevado para casa trofeos que, pasado el primer alarde, se tornan inútiles y carentes de sentido.
La conservo, pero no me ufano por ello. La tomé cuando nada lo prohibía, sin pensar que al hacerlo estaba contribuyendo a esquilmar las montañas que tanto quiero. La miro de vez en cuando con añoranza de mis esfuerzos primeros; me reconozco ante ella como quien se acercó a las montañas por simple curiosidad, ignorante de lo que eran y encerraban; me duelo de tenerla en casa convertida en simple fósil, infecunda e inservible; la conservo y la mimo agradecido, porque la montaña me ayudó a conocerme; la enseño a quien pregunta y me sonrojo al decirlo: “No hagas tú lo que yo hice”.
Ves, Julia, por qué no la podías ver, había razones…
No te aflijas, yo ya he confesado que tuve una en mis manos y no sé qué fue de ella al final de aquella excursión, tú, por lo menos la conservas y le rindes el homenaje que se merece (por cierto, es preciosa). Lo mío fue hace más de esos veinte años, por lo menos treinta y tantos, no te digo más, pero ya estaban protegidas aunque no con el rigor actual, lógico. Ésta procedía del Parque Nacional de Ordesa en una marcha hacía la Cola de Caballo y allí en lo alto, en una ladera, estaba.
ResponderEliminarBueno lo dicho, no te flageles más. Las cosas no se pueden deshacer, así que disfruta de tu Edelweiss y punto.
Besos