En estos días de pascua estamos recordando el nacimiento de la Iglesia, los primeros y balbuceantes pasos de aquellos testigos privilegiados del Jesús histórico. Y como la fe cristiana es sacramental, celebramos que ahora también la Iglesia se está haciendo, siempre en proceso de conversión y perfección.
En los Hechos de los Apóstoles se nos narra un episodio de ese iniciarse la Iglesia. Donde la tradición y las costumbres antiguas exigían establecer barreras y prohibiciones, dictar exclusiones y condenas, el Espíritu de Jesús inspira abrir puertas y ventanas, incluir a personas diferentes, aceptar ideas contrarias y asumir creencias que, aunque no fueran coincidentes, sí resultaban enriquecedoras y constructivas.
«Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano», es mucho más que una frase, es todo un proyecto de Iglesia. Y es también un programa para un mundo diferente, mejor.
Esta tarde nos encontramos aquí reunidos muchas personas. Venimos de sitios diversos, traemos cada quien su bagaje particular de educación, reflexión, evolución…
Por favor, escuchad este relato. Es el relato que yo he recibido, es el que nos han transmitido testigos cualificados.
Todo empezó mucho antes, cuando un profeta, un hombre bueno y sencillo, salió a las calles a pregonar la paz, a saludar a las gentes, acercándose a los enfermos, a las abandonadas, a los humillados de todos los sexos y estilos. Con su palabra sanó corazones heridos y con sus manos acarició a los niños y a los locos. Anunció al Dios bueno y aseguró que el Reino estaba ya, y que apuntaba en los trigales y junto a las amapolas.
Quienes le conocieron se entusiasmaron con él y le seguían, porque rearmaba su esperanza, porque llenaba su corazón vacío.
Y cuando todo parecía que acabó, resultó que todo empezaba, porque no estaba muerto, porque vivía y citaba a todos a encontrarse con él en la Galilea de los gentiles, donde bulle la vida, donde se construye humanidad, donde todo es posible si se acude con corazón sencillo, mirada limpia y empeño decidido.
Con Camino nunca hablé de religión. No habríamos sabido hacerlo ni ella ni yo. Sí lo hicimos de la vida, de hacer cosas, de soñar lo posible y lo imposible, y de cómo forzarlo para que fuera realidad.
Hoy descubro que otros muchos también tuvisteis relación con ella.
Todos, vosotros y yo, estamos aquí porque de la manera que sea, ella nos ha convocado a este lugar y en esta hora. No ha sido el azar, hay una intención, una voluntad, un querer.
No sería suficiente que fuera para escucharla decirnos: ¡Os quiero! Que sí que lo dijo, y que yo os transmito ahora. Tampoco para decírselo nosotros a ella, cuando ya está de más si no supimos, no quisimos o no nos atrevimos a hacerlo en su momento.
Afirmo, y lo hago por mi cuenta, que Camino tenía especial intención en reunirnos a todos en esta mesa de Jesús, donde él se hace Eucaristía, donde su palabra susurra y sugiere, donde su cuerpo y su sangre, su vida toda, se ofrece… sin distinción, por todos. Donde se adelanta misteriosa y sacramentalmente una mesa mayor donde nadie carezca de sitio, haya un plato, un vaso, una sonrisa, para quien lo quiera y necesite. Donde seamos nosotros mismos, donde Dios sea en todos.
Camino quería que dijéramos: «Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo», ahora que ella ya disfruta de Dios sin agobios ni pausas, en plenitud, no a trocitos.
Bonito, muy bonito Míguel. Seguro que Camino lo aprobaría, seguro.
ResponderEliminarBesos
Caminín, ahora que ya nos ves desde esa otra dimensión.., ahora que no me puedes vocear cuando te contradigo.. ahora que la Toñi, la Esther, esa que jugaba al hokey contigo en la Facultad,( míra que erais brutas)no te han hecho caso y se han encargado de llenar junto a todos los compañer@s la iglesia de flores y.. ahora que has conseguido que tod@s estemos de acuerdo en algo, en que !eras una campeona.... en todo!, en estos momentos te digo GRACIAS Camino, por tu amistad, comprensión y por tu cariño. Un beso.
ResponderEliminarPrecioso Recuerdo de una Gran Persona...
ResponderEliminarHola Camino, porque para mi no te has ido, gracias por tu amistad, aunque yo no te llamase, conocía perfectamente tu día a día, Jesús me mantenía informado, siempre fuiste una mujer coherente en todos los aspectos de tu vida, buena veterinaria y una mejor persona.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte para toda tu gente, decirte también las primeras palabras de esa sevillana "algo se muere en alma cuando un amigo se va.. " espero que algún día en esa otra dimensión volvamos a vernos.