En unas pocas palabras


De quienes me visitáis con cierta asiduidad es harto conocido que me gusta informar si encuentro algún sitio de Internet que me complazca. Esta noche, jugando con el taco del Corazón de Jesús, de la revista Mensajero, de los padres jesuitas, que me llega religiosamente todos los días a las 02:00 horas en mi buzón de correo, di con una frase,  que resultó ser de Miguel Ángel Buonarroti: «No hay daño tan grande como el del tiempo».

Luego con una estrofa:
Un águila, bajando desde una elevada montaña,
arrebató un cordero de la manada.
Viendo esto y por envidia, un grajo quiso imitarla.
Con fuerte graznido se precipitó sobre otro cordero,
pero sus garras, en los vellones, quedaron enganchadas.
El pastor, al ver lo ocurrido, atrapó al grajó y le cortó las alas,
luego lo llevó a su casa para que sus hijos lo vean.
—Papá, qué pájaro es éste –preguntaron sus hijos–.
—Por lo que yo sé es un grajo, pero por lo que él se pretende, un águila –contestó el padre–.
Pertenecía a Las Fábulas de Esopo

Y más tarde con una página enterita toda ella de sustanciosas sentencias.

Este lugar: amediavoz.com
contiene una inmensidad de material literario, debidamente ordenado por orden alfabético, además de tener una portada tan chupi, con poema de José Hierro y escultura de Constantin Brancusi.

Me ha parecido oportuno añadir sólo esta muestra, que me ha resultado chocante. Es de Félix María Samaniego, y es bastante divertida.

Las penitencias calculadas

Fue a consultar a un padre jubilado
un fraile jovencito
y recién aprobado
de confesor. Llegóse muy cortito
diciendo: -Yo quisiera
que su paternidad norma me diera
de aplicar penitencias competentes
a toda calidad de penitentes,
que en llegando a este caso
yo no acierto a salir, padre, del paso.
-No se aflija por eso: tome y lea,
que ahí va en este papel cuanto desea.
Toma, se humilla y sale presuroso
a ver lo que el cuaderno contenía.
¡Qué alegre! ¡Qué gozoso!
al mirar que su título decía
Lista de penitencias calculadas.
A su confesionario marchó ufano
sin dejar el cuaderno de la mano,
y según la tarifa exactamente
va despachando a todo penitente.
Un tuerto llega en esto y dice: -Padre,
yo tengo una comadre
alegre y juguetona de costumbre,
y hallándola ayer sola,
el diablo, que no huelga, aplicó lumbre...
y por tres veces hice carambola.
Busca las carambolas en la lista
y encuentra: carambolas de ordinario:
Busca las carambolas en la lista
por cada dos, su parte de rosario.
El fraile se contrista,
pues siendo tres, dos partes no les cabe:
una es poco, y así qué hacer no sabe.
Pónese a discurrir y determina
una fácil idea y peregrina:
-Vaya, le dice, y busque su comadre,
y que el hecho le cuadre o no le cuadre,
la cuarta carambola hágale al punto,
y por esta y las otras de por junto
con mucha devoción y gran sosiego
dos partes de rosario rece luego.

3 comentarios:

  1. Muy interesante la página. No puede faltar en la lista de favoritos. Gracias y ¡¡Feliz entrada de año!!

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  2. Me alegro de que te sea de utilidad. También yo te deseo un final feliz de año y un comienzo esperanzado de lo que nos llega.

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  3. Juas, juas, ja, ja,ja, las cosas de Samaniego, y la fábula no está nada mal, mi madre les tenía una afición especial tanto a las unas como a las otras, siempre decía que cuánta verdad encerraban.

    Besos

    (estoy andando hacia atrás ¿te has dado cuenta?)

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