Sintonía, compañerismo, complicidad, solidaridad


O de cómo una canción que parece ensayada puede, sin embargo, ser en verdad puritita empatía espontáneamente desbocada.


Parece una canción de amor que el cantautor dedica a algún amor de los posibles en su vida. Y alguien afirma convencido que ese amor fue el de una mujer que ni le correspondió ni le volvió a mirar.

Parece un lamento por algo no alcanzado, y que ante el público se convierte en acto de comunión por todas las pérdidas que los seres humanos vamos almacenando en nuestro camino vital.

Parece un deseo expresado en voz alta de lo que se ansía alcanzar y, que tal vez algún día, deje de ser utopía porque sea ya posesión plena.

Alguien opina que esta canción está dedicada a una muchacha, que sí, que la conoció en el ejército, hace…

Otro va y dice que su fin es nombrar a Pinochet…

Aquel de allá replica que ni hablar, que el no nombrado no es otro que Batista… y este de más cerca, rotundo, le contesta que el aludido es en verdad Castro.

Para resolver este conflicto no tengo a mano ningún medio, es posible que entre todos lo encontremos. Pero no es esa mi intención ahora, sino una muy otra.

Me di de bruces con esta canción y esta concreta versión trasteando por youtube para hacer un comentario en el blog de una amiga. Y me pareció sencillamente precioso. Ya lo dice el subtítulo de la pieza: Mano a mano.

Yo más bien diría, -dejando a un lado el término y su matiz taurino-, que se trata de un acto de comunión entre cantante y público que, haciendo un alarde de saberse y conocerse muy por dentro, se alterna, se invade, se asume y se incluye en ese ¡ojalá!, que no sabemos muy bien en qué consiste, pero en el que nos gustaría sentirnos también contenidos, para no estar al margen de ese deseo, más que común, totalizante.

¡Cuántos ojalás pronunciamos y al tiempo que suspiramos nos decimos que no tendremos suerte esta vez tampoco, que la suerte juega a esquiva, o que ni siquiera pasamos por ventanilla para adquirir la dichosa papeleta!

En cualquier caso, con la diosa fortuna a favor o en contra, escuchar esta canción es una auténtica delicia. Ñoras, ñores, ¡va por ustedes! Con todos nosotros, Silvio Rodríguez y ¡Ojalá!:


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

5 comentarios:

  1. ¡¡No la conocías!! es mi canción favorita de Silvio (tengo muchos de sus discos, LP's, CD's incluso alguna cinta de los primeros tiempos y hace ya .... ni se sabe). Con esta canción he viajado, me he emocionado y siempre me emociona hasta las lágrimas; transmite algo que se pega a la piel... de gallina. Cuando en alguno de sus recitales aquí en Madrid la cantó (yo estaba allí, por supuesto, soy una fan incondicional, también de Pablo Milanés) y dio la explicación o fue quizá en alguna entrevista, en fin, no sé, yo me quedé con lo que me sugería: un amor no correspondido.

    Gracias por ponerla.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Has elaborado una entrada sensible y emotiva, ya ves, para que luego digas que lo tuyo no es escribir. Si es que cuando se quiere de veras, las cosas salen bien. Y además has emocionado a Julia con la canción ¿que más se puede pedir?
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  3. ¡¡Cuánto me alegro que la hayas puesto!!... hace poco la pude oír mientras buscaba algo de Mercedes sosa! ¡Estuve tentada de subirla al blog pero después no lo hice. Me gusta mucho también la de "Corazón... corazón herido de dudas de amor" y... la que me hace llorar sí o sí "El unicornio azul"... cuando aún se usaban los radiocassetts no faltaba la cinta de Silvio. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Julia, ¡cuanto me alegro de esta feliz ocurrencia! Ten por seguro que en este blog volverás a escuchar a Silvio. Milanés también estará en cartera de pedidos, no desesperes.

    La historia no es lo que más me interesa; es la identificación que percibo entre el artista y el personal que vibra con él; no consigo distinguir si es él el que canta para que los otros le acompañen, o si él va de escucha y los otros los que cantan. Me maravilló cuando la oí en esta versión en vivo y en directo.

    Tengo varias versiones de esta misma pieza. Unas son de estudio, y está Silvio solo. Otras son en directo, y Silvio da la entrada para que cante el pueblo. Pero en ésta, es el pueblo el que toma la palabra, y Silvio el que se calla y atiende, y con su guitarra adorna y acompaña un poco a todo el conjunto. Ya digo, esta versión me ha impactado sobremanera.

    Besos.


    emejota, y sigo diciéndolo, ni escribir, ni hablar; bueno, esto mucho menos. Lo que pasa es que a veces suena la flauta, casi por casualidad. Será aquello de “tantas veces va el cántaro a la fuente…”, que alguna vez, al golpearse, no se rompe. Ya me ha pasado, hablo sin saber qué digo, y al terminar va alguien y me dice: “Oye tú, déjame el papel donde tengas escrito lo que acabas de decir”. Y le doy la cosa, pero no está ahí lo dicho, que me ha salido improvisando, y nadie tuvo el detalle de enchufar la grabadora. Y con los chistes me sucede parecido: se ríe la gente y yo me quedo alucinando en colores, porque no soy consciente de haber tenido intención de decir algo gracioso.
    Como ves, aún estoy en eso de empezar a conocerme. Un abrazo.


    Mónica, pues si he acertado contigo, también lo he hecho con Julia. Y te digo lo mismo que a ella, lo tendré en cuenta. A partir de ahora voy a pensar, tratándose de música, un poco más en los demás y algo menos en mí. Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. ¡Anda! creí que es que no la conocías y de ahí tu alborozo y es por la simbiosis absoluta que se produce; con Silvio y Pablo en directo siempre es así: ellos acompañan al personal o, para ser más exactos, se forma un dúo espontáneo con las canciones que son himnos ya, claves, guiños de complicidad como tú muy bien dices, entre el público y ellos, no en vano nos unen muchas cosas, desde la edad hasta los sueños pasando por valores que nunca dejamos de seguir intentando que triunfen. La Nueva Trova Cubana fue y sigue siendo un hito en este sentido.

    Sigue con peticiones del oyente.

    Besos

    ResponderEliminar