Esta vida que nos lleva (y dos)

Mina de Copiapó: menos memorial y más medios



«Hoy es un día de alegría para los mineros de la mina de San José en Copiapó y para sus familias. Alegría compartida por todos los chilenos y las personas de bien. Conozco Copiapó, una ciudad de casas bajas en el sur del desierto de Atacama. Allí hay un humilde convento de formación de monjas dominicas, en donde he dado Ejercicios espirituales y varios cursillos. En los locales del Obispado he impartido charlas teológicas a seglares que manifestaban un enorme interés, y he hablado a religiosas y sacerdotes de la diócesis. Desgraciadamente, en Copiapó hay barrios de gente pobre. Tuve ocasión de conocer uno de esos barrios y entrar en una de sus casas, en una chabola. Me recordó la casita que tenía mi abuelo en el campo, con dos diferencias: en la casa de mi abuelo el suelo no era de tierra, sino que estaba empedrado; y en la casa de mi abuelo los animales tenían su lugar fuera de la casa. La persona que me acompañaba me dijo: “aquí no entra nadie y menos un extranjero”. Yo entré y pude apreciar la bondad de la gente pobre.

Me ha emocionado la salida de los mineros. Es un buen motivo para dar gracias a Dios. Pero la alegría y la acción de gracias no deben hacernos olvidar que la mina no reunía las condiciones mínimas de seguridad. Es de esperar que a los propietarios se les exijan responsabilidades económicas, no solo para compensar a los mineros, sino también para abonar los costes del rescate. Para que les quede claro que el querer ganar más a costa de la seguridad termina siendo una pérdida económica, que es donde les duele. El dispositivo de rescate que se ha montado es la prueba evidente de que disponemos de medios técnicos sobrados para que pueda trabajarse en condiciones mejores, en las minas y en otros muchos sitios.

No me gustaría que la consecuencia del rescate fuese la creación de un monumento, un memorial, o una capilla, que sin duda satisfaría a un pueblo religioso. No. Lo que hay que reclamar son medios técnicos en vez de memoriales. Mejores condiciones de trabajo. Mejores condiciones de vida. Mejores salarios. Porque en la técnica, en la mejora de las condiciones de trabajo, en el salario digno y justo también está Dios, un Dios que se sirve de la inteligencia del ser humano y de su bondad para hacerse presente. Y ahora, ¡a vivir! Porque, acabada la fama, empieza la vida.»

[Tomado de http://nihilobstat.dominicos.org/, con la libertad que me caracteriza, porque lo dice él mejor que lo podría decir yo. Se trata de Martín Gelabert Ballester, OP]

7 comentarios:

  1. Me parecen unos deseos muy justos. La justicia es ciega, pero esta injusticia (que se ha hecho con los mineros)la hemos visto a nivel mundial.
    La esperanza es lo úlitmo que se pierde.

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  2. Hola: No te quepa duda que el mundo despertó de su letargo. Que ya no nos venderán espejitos de colores, que ya sabemos los trucos, esos que encandilan al humilde, eso ya no va más. Quizás esto sirvió para que el mundo que vive ajeno a las realidades de la mayoría reaccione y te aseguro que cuando la masa despierta, ya nada la puede engañar y comienza a usar su derecho a la dignidad.
    Por un mundo más justo, y gracias por ese rostro que adorna tu blog, mi querido Labordeta, el abuelo. Un abrazo, Vivi

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  3. Encarni, ese es el problema, que imaginamos a la justicia ciega. Pero esa no es la Justicia, cuyos ojos están bien abiertos. Aplicar la simple ley, puede consistir en la máxima injusticia.
    Lo que hemos visto a nivel mundial es a dónde nos puede llevar este ordenamiento económico, justo según las leyes, injusto a todas luces por inhumano.
    La esperanza no se debe perder nunca, porque si se perdiera, aunque fuera al final, sería reconocer nuestra propia derrota.


    Vivi, eso espero, de verdad; pero la masa no despierta tan fácilmente, ya lo tengo yo demasiado bien visto. Se la duerme fácilmente con cuentos o con regalitos.
    Labordeta fue levadura, y creo que algo de masa fermentada llegó a crear. Bienvenida y un abrazo.

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  4. Llego a tu blog pasando de uno a otro y decidí leerte.Totalmente de acuerdo el ejemplo que dió al mundo entero Chile y la solidaridad de otros para que fuera posible la salida nos ha dado una bocanada de esperanza para ver que aún hay gente con valores... aunque nos parezca que están perdidos... Y me sumo a tu propuesta de que a partir de ahora no se quede la solidaridad entre ellos en saco roto porque, ellos han dado el ejemplo del verdadero compañerismo al mundo entero y, a partir de ahora no es más feliz el que más tiene si no el que menos necesita... Por eso me encantaría que lo mejor sería que las condiciones de trabajo en ese mundo fuesen más justas y equitativas para los más pobres.Gracias por tu solidaridad hacia los más necesitados.Un abrazo
    htpp:/Angela-desdemisilencio.blogspot.com

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  5. Hoy tocan nones.
    Todo lo que dice el artículo esta muy bien visto desde una óptica humanitaria, y no le resto valor, pero...¿por que no agradecemos a los avances de la ciencia, es decir a los esfuerzos de un puñado de humanos mas inteligentes que la media, tanto como a la gracia de Dios (con mayúsculas por respeto a los creyentes) que junto a la voluntad del pueblo Chileno, admirable, por cierto,(tengo entendido que hubo un caso parecido en Méjico, los abandonaron a su suerte y fallecieron)se pueda haber mantenido con vida para finalmente rescatar a estos sufridores y valientes seres humanos. Nada volverá a ser lo mismo para ellos. Me parece. Un abrazo.

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  6. angela, gracias por tu visita y tus palabras. Somos muchas las personas que queremos un mundo más justo y que las condiciones de trabajo fueran todo lo suficientes que el nivel técnico permiten, que a lo que parece puede ser muy alto. Chile ha dado ejemplo y espero que cunda. Un abrazo.


    emejota, hoy tocan nones y pares, que van juntos, son las dos caras de la misma realidad. Sí a lo de ayer, pero ojito con lo de antesdeayer o de mañana.
    ¿Tienen que estar agradecidos los mineros porque ahora sí se han aplicado los avances técnicos que no se aplicaron para hacerles trabajar en las condiciones que ocasionaron el desastre? Pues que sea, que se lo agradezcan, pero que no vuelva a ocurrir. Ellos, a lo que veo, confiaron en las personas y afirman que Dios mantuvo su esperanza. Yo no lo pongo en duda. También habría hecho lo mismo.
    También yo soy de la opinión de que a partir de ahora su vida no será como antes. Pero… ya están ofreciendo suculentas cantidades por las exclusivas, ¿quién crees que sacará más de todo esto? Minas como esa hay miles, y peores también. Sólo confiando en lo divino se puede uno meter en ellas, o estando muy desesperado, o las dos cosas a la vez.
    El autor del artículo, Martín Gelabert Ballester, sólo pide más justicia y mejores condiciones de trabajo. Y yo también. Y tú también, ¿a que sí? Un abrazo.

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  7. Yo, desde luego, sí que pido eso mismo, pero no sólo para los mineros chilenos, sino para todos los pobres y los trabajadores del mundo. Lo que no tengo claro es si por pedirlo me van a hacer el favor de concederlo. Habrá que hacer algo más, digo yo, sólo que uno solo no puede. En principio se podría empezar por que a los explotadores no les salgo gratis el abusar de la gente, de su necesidad y de su desesperación. Lo mejor sería conseguir que ni siquiera pudieran hacerlo. Si el trabajo de la mina es necesario para la vida humana, tendrá que hacerse en óptimas condiciones, como una penosa necesidad que cumplir y con los beneficios económicos muy limitados para las empresas. ¿Por qué no empresas estatales? Hoy he oído que en China mueren seis mineros cada día. No sé si con cosas como estas podría despertar el mundo.

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