A la hora habitual me acerco, llamo y espero. Tardan, pero al fin se abre la puerta, y alguien en bata y al parecer recién salido de la cama me mira sorprendido. «Ya no está aquí, desde el viernes está en la residencia».
Me despido y me vuelvo a casa.
Me lo había avisado; sabía que casi con toda seguridad tendría que marchar a la residencia porque su situación personal y familiar no permitía otra salida. Sin embargo, yo, en una actitud que me es muy propia de cerrar ojos y oídos ante lo que no entiendo y quiero que no sea, no cambié y continué como siempre, con la vana pretensión de que todo siguiera siendo igual.
Otra vez volví a darme de lleno en los morros.
Esto fue la semana pasada. Volvió a repetirse el mismo gesto de ningunearme, de hacerme invisible a sus ojos. Si no me quisieron avisar cuando murió él, ahora tampoco han querido informarme de la marcha de ella.
Tal vez ahora se encuentre en mejor lugar, aunque le cueste quizás un poco acomodarse a la nuestra situación. O tal vez no.
Paso página, y sigo mi camino.
Me despido y me vuelvo a casa.
Me lo había avisado; sabía que casi con toda seguridad tendría que marchar a la residencia porque su situación personal y familiar no permitía otra salida. Sin embargo, yo, en una actitud que me es muy propia de cerrar ojos y oídos ante lo que no entiendo y quiero que no sea, no cambié y continué como siempre, con la vana pretensión de que todo siguiera siendo igual.
Otra vez volví a darme de lleno en los morros.
Esto fue la semana pasada. Volvió a repetirse el mismo gesto de ningunearme, de hacerme invisible a sus ojos. Si no me quisieron avisar cuando murió él, ahora tampoco han querido informarme de la marcha de ella.
Tal vez ahora se encuentre en mejor lugar, aunque le cueste quizás un poco acomodarse a la nuestra situación. O tal vez no.
Paso página, y sigo mi camino.
Creo que no han intentado ningunearte, pero no conozco a esas personas y no puedo argumentar en profundidad.
ResponderEliminarLo que sí creo es que tomar una decisión de ese tipo es suficientemente dura como para no pararse a pensar en herir susceptibilidades
Sabias las palabras de M.Jesús. Tu lo estas viendo desde tu perspectiva, desde tu mundo, tu realidad y esta no te engaña, pero existen otros universos quizás menos apacibles que el tuyo, o no, que no soy nadie para juzgar.
ResponderEliminarEllos seguramente lo vivan con agotamiento, con temor, con vergüenza, con culpabilidad y no se acuerden de ti porque tanto sentimiento encontrado les impide acordarse de "ese hábito adquirido" en que quizás te habías convertido para ellos.
Ahora seré más "mala". Ignoro la relación que esas personas tendría con sus padres, pero no todo el mundo los puede querer tanto como tu a los tuyos. Claro, como inevitablemente, ineludiblemente funcionamos de forma proyectiva (la que escribe también, que de nada sirve saberlo salvo para ser un poco más prudente en algún que otro caso) la primera emoción que ha aflorado a tu consciente ha sido el dolor ante la diferencia entre proyección que tu haces de los tuyos y la realidad que has visto en los otros. Todo ello vivido en primera persona.
Sería importante saber si la familia era practicante por hábito, por sentimiento o no lo era en absoluto, porque cuando es así las creencias ajenas (de los padres) suelen carecer de interés y todo lo relacionado con ello llevaría la misma etiqueta. En fin habría tanto que decir al respecto que seguro lo sabrás sobradamente.
Un abrazo, dos abrazos y todo el consuelo del que desees servirte, de una amiga de verdad que mira a las estrellas y estas le soplan casi todo sobre tu linda persona, aunque digas lo del puercoespín. Ah y una vez puestos los egos a buen recaudo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe había salido duplicado, o sea, encima recalcado. Al darme cuenta lo he borrado. Hasta luego.
ResponderEliminarTu ya has ido hacia ellos y por lo visto no tienen nada que decirte...
ResponderEliminarYa has hecho lo que debias...
Si algo quieren de ti ya vendran...
"arrieros somos y en el camino nos encontramos"...
mariajesus, por supuesto que no han tenido esa intención. Simplemente lo han hecho, sin darle mayor importancia. Si hubiera sido el fontanero, habrían tenido más detalles.
ResponderEliminarPorque no se trata de herir susceptibilidades, se trata de algo tan sencillo como decir, mira ya no necesitamos tus servicios, a partir del próximo domingo no te molestes, nuestra madre ya no va a estar, y a nosotros no nos haces ninguna falta. Pero ni eso.
No compartirían sentimientos religiosos con sus padres, pero tampoco tenían otros sentimientos.
emejota, existirán universos paralelos, pero si va alguien a tu casa a visitar a otra persona, tú le das los buenos días, y tal vez le comentes si hace frío, o si ganó la selección…
El agotamiento lo vi yo por otro lado. Y no seas mala, que yo puedo ser peor. Pero no en este caso, que estoy siendo demasiado bueno.
Gracias por eso de linda persona, nunca nadie se ha referido a mí de esa manera. Es todo un detallazo.
Mi ego, muy bien, gracias.
Sabía que ibas a volver a entrar, por eso lo del abrazo lo he hecho con retardo. Allá va…
Anna, eso es lo triste, que aunque no tuvieran nada que decirme, dicen en mi pueblo que el saludo no le niega a nadie. Por otra parte, si es que se vieran obligados a contar conmigo, es posible que llegaran a mi “corridos”, y eso no me gusta absolutamente nada.
¡¡Hola Miguel Ángel!!... no había entrado antes a tu blog para dejar un comentario... con los de emejota se me va el tiempo... pero te sigo desde hace poco...
ResponderEliminarEn cuanto a tu triste experiencia, leyéndola me vino a la cabeza unas palabras de Jesús a sus discípulos, no recuerdo la cita, en las que les aconsejaba que sacudieran el polvo de allí donde no los quisieran... ¡pues eso!... al que no tiene sed para nada se le da agua... Un abrazo.
Mónica, hola y bienvenida.
ResponderEliminarSi la cosa es al revés, son ellos los que no están dispuestos a dar ni agua. Pero pueden estar tranquilos, que si vienen por aquí, no importa para qué, tendrán una jarra entera, y bien fresquita.
Ah, vuelve cuando quieras. Ha sido todo un placer.
Pues si tú ya sabes como son algunos personajes de esta vida (recordabas a Calderón no hace tanto ) más secos que la mojama y muy antipáticos e incluso con el corazón duro, ellos sabrán por qué. Te has topado con ellos. No son ni bien educados ¡pobres!.
ResponderEliminarEn alguna parte he leído algo que me parece muy sabio y muy sencillo a la vez, dice que la vida es como un frontón todo lo que le eches te rebota, antes o después.
Besos
Muy bien dicho, Julia, así se habla. Anda que no hace tiempo ni ná que dejé de jugar al frontón. Ya ni me acuerdo cómo se daba a la pelota. En cuanto pesque una ocasión, ensayo un poco a ver qué tal lo llevo.
ResponderEliminarBesos