Esta breva de la foto es un fruto dañado antes de su madurez. No por ello la higuera dejará de producir ricas brevas y sabrosos higos. De lo contrario, para qué sirve. Ya, diréis: al menos dará sombra. Bueno, sí. Pero no es suficiente. Una higuera como dios manda, debe ser fértil. Lo dice hasta la Biblia.
Me he puesto a contar, por simple curiosidad, las veces que aparece la palabra higuera en el texto sagrado, y salvo error, que seguro que lo hay, he contado 41. Breva no aparece. Pero higo me han salido 21.
Como el pueblo judío, al menos el de entonces, todo lo simbolizaba, hasta las hojas tienen un significado.
Veamos: la higuera aparece muchas veces asociada al olivo y a la vid. Todos juntos y cada uno de ellos por separado, además de expresar la feracidad de la tierra prometida, son referentes del mismo pueblo. La nación entera es representada según en qué momentos por una higuera, capaz de no producir frutos y merecedora de las llamas; por el olivo, que produce aceite y cuyos brotes son los miembros del pueblo firmemente enriquecidos por la savia vivificante; por la viña que el dueño planta con cariño y esmero y de la cual espera el fruto en sazón en el momento oportuno.
Hay textos en que las hojas de la higuera simbolizan la religión y la justicia amañadas por el ser humano, que se sirve de ellas para tapar sus vergüenzas. Por ejemplo, en la narración primera del Génesis, tras el episodio de la dichosa manzanita.
En otros, la higuera sirve de modelo del cual aprender: sus brotes tiernos auguran la primavera, pero también el final y completez de los tiempos. Sus frutos malos, que todo se puede ir al traste. Los frutos buenos, el cumplimiento de las promesas y esperanzas hilvanadas a lo largo de toda la historia.
Particularmente expresivo es este texto:
"Y Yahvé me dijo:
-«¿Qué ves, Jeremías?»
Yo dije:
-«Higos. Higos buenos, muy buenos; e higos malos, muy malos, tan malos que no se pueden comer. »
Entonces vino a mí la palabra de Yahvé, diciendo:
-«Así ha dicho Yahvé, Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así consideraré, para bien, a los que fueron llevados cautivos de Judá, a quienes eché de este lugar a la tierra de los caldeos. Pondré mis ojos sobre ellos, para bien, y les haré volver a esta tierra. Los edificaré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Les daré un corazón para que me conozcan, pues yo soy Yahvé. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.»" (Jeremías 24, 3-7)
-«¿Qué ves, Jeremías?»
Yo dije:
-«Higos. Higos buenos, muy buenos; e higos malos, muy malos, tan malos que no se pueden comer. »
Entonces vino a mí la palabra de Yahvé, diciendo:
-«Así ha dicho Yahvé, Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así consideraré, para bien, a los que fueron llevados cautivos de Judá, a quienes eché de este lugar a la tierra de los caldeos. Pondré mis ojos sobre ellos, para bien, y les haré volver a esta tierra. Los edificaré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. Les daré un corazón para que me conozcan, pues yo soy Yahvé. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.»" (Jeremías 24, 3-7)
Para no cansar, sólo una nota última: la maldición que Jesús dirige de manera tan sorprendente a la higuera que no ofrece frutos, y que narra el evangelio de Marcos:
"Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús sintió hambre. Al ver de lejos una higuera con hojas, se acercó a ver si encontraba algo en ella. Pero no encontró más que hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
-«Que nunca jamás coma nadie fruto de ti».
Sus discípulos lo oyeron.
. . . . . .
Cuando a la mañana siguiente pasaron por allí, vieron que la higuera se había secado de raíz. Pedro se acercó y dijo a Jesús:
-«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado»". (11, 12-14; 20-21)
Quienes saben de esto, aplican la imagen a la Iglesia, que siempre debería estar en condiciones de dar fruto y no tiene ningún derecho a argüir que aún no es el momento, que no es tiempo de cosecha. Si no ofrece fruto a quien se acerca a ella, sea en el momento que sea, merece ser maldita.
Sólo deseo una cosa: que la higuera de mariajesús paradela no se seque, tampoco sea maldita, porque a esa breva la hayan picado los pajaritos.
Gracias, Miguel Ángel, siempre que entro me encuentro bendecida.
ResponderEliminarNo sé qué me pasa con tu blog: me tarda muchísimo en cargar y aún cuando anuncia "listo", no funciona.
Y no me pasa en ningún otro blog.
Pero, como soy "tecno -torpe" no sé cómo arreglarlo.
Quise entrar a darte las gracias por tus "gracias"; Quise entrar aquí ayer; quiero entrar en uno de un nido que anuncia hoy...nada, no encuentro la manera.
Si ves que no entro a comentar, no pienses en el abandono, sino en la imposibilidad.
Un texto muy interesante. Y eso que el tema bíblico no es lo mío precisamente xDD
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena por el post.
Lección de historia gracias a la foto de María Jesús, suerte en el "Concurso" y un saludo, volveré por tu casa....
ResponderEliminarMiguel Angel...
ResponderEliminarEste fruto picoteado, que para los humanos es un fastidio porque los pajaritos los echan a perder, es el alimeto de éstos, y bien que los disfrutan ¡¡ si señor!!...por tanto la higuera es generosa y dá para todos...
Has relatado una buena recopilación en los textos sagrados en dóde se cita la higuera.
Gracias.
Si es que las higueras nos ayudaron a hacer cultura. Interesante post. Un abrazo.
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