Mi sobrino, cuando mi padre comenzaba a contar algo, -tenía el crío cuatro o cinco años entonces- siempre preguntaba: ¿Es un cuento, abuelo? Nunca está claro del todo dónde empieza el cuento y dónde se cruza con la realidad, y cuándo es un sueño o una utopía, o cuando es algo que está al alcance de la mano. Toda realidad ha sido alguna vez un sueño o una utopía. Esta que propone el cuento que nos ofreces es de las utópicas casi imposibles. Ya sabes, otro mundo es posible, pero altamente improbable. En el mismo dicho incluyo todo tipo de instituciones, hasta el mismo Vaticano y su corte mundana.
Soñar es libre y gracias a ellos el mundo avanza, aunque sea en direcciones contradictorias. El sueño que relatas no es tanto un sueño como una ilusión, un proyecto, un deseo, una utopía en el sentido más loable y enriquecedor del término. "Y los sueños sueños son", decía Calderón. Pero gracias a que los sueños dejan de serlo para convertirse en realidades, logramos que nuestro mundo mantenga la esperanza de que luchar por ellos ha merecido la pena. Y si no que se lo pregunten a Martin Luther King que hace treinta años tuvo un "dream", que poco a poco sus herederos han podido tocar con las manos. Magnifico enlace el que nos abres, buen amigo. Infatigable andarín.
Clares y Fernando, cada vez que me comentáis agrandáis este lugar. ¿Os lo había dicho alguna vez? Pues es verdad.
Dais la impresión, según os expresáis, de que veis de forma diferente la utopía: la botella medio vacío o la botella medio llena.
Pero sé es que sólo una impresión. Que estáis más coincidentes los dos en que está medio llena. Y que los dos estáis por la utopía, por que los sueños se hagan realidad, por hacer que se materialicen y concreten. No otra cosa es lo que destiláis en vuestros respectivos blogs. Por eso os leo con fruición y os sigo y persigo muy de cerca.
De modo y manera que, si un mundo mejor es posible, no bajaremos la guardia en nuestro empeño en aquella parcela del mundo y de la historia que a cada uno de nosotros nos ha correspondido en heredad.
Miguel Ángel, te acuerdas cuando Pedro Miguel Lamet era un articulista asiduo de la revista Vida Nueva... ¡Que maravillosa persona! Me ha gustado leer la (carta-cuento), "Un Papa sin Vaticano"
¡Cómo no, María Luisa, llegó a ser el director! Fue defenestrado, y ahí la revista entró en declive. Como protesta por la decisión de quien fuera, -Conferencia Episcopal, Propagandistas, BAC, no me importa ya recordar aquel desastre-, yo me borré de ella y no he vuelto a leerla. Hace de esto la friolera de más de 25 años.
Aquella sí era una revista que se leía de cabo a rabo.
Por si te parece bien recordar y leer con gusto: http://www.pedrolamet.com/poemas.html
Mi sobrino, cuando mi padre comenzaba a contar algo, -tenía el crío cuatro o cinco años entonces- siempre preguntaba: ¿Es un cuento, abuelo? Nunca está claro del todo dónde empieza el cuento y dónde se cruza con la realidad, y cuándo es un sueño o una utopía, o cuando es algo que está al alcance de la mano. Toda realidad ha sido alguna vez un sueño o una utopía. Esta que propone el cuento que nos ofreces es de las utópicas casi imposibles. Ya sabes, otro mundo es posible, pero altamente improbable. En el mismo dicho incluyo todo tipo de instituciones, hasta el mismo Vaticano y su corte mundana.
ResponderEliminarSoñar es libre y gracias a ellos el mundo avanza, aunque sea en direcciones contradictorias. El sueño que relatas no es tanto un sueño como una ilusión, un proyecto, un deseo, una utopía en el sentido más loable y enriquecedor del término. "Y los sueños sueños son", decía Calderón. Pero gracias a que los sueños dejan de serlo para convertirse en realidades, logramos que nuestro mundo mantenga la esperanza de que luchar por ellos ha merecido la pena. Y si no que se lo pregunten a Martin Luther King que hace treinta años tuvo un "dream", que poco a poco sus herederos han podido tocar con las manos. Magnifico enlace el que nos abres, buen amigo. Infatigable andarín.
ResponderEliminarClares y Fernando, cada vez que me comentáis agrandáis este lugar. ¿Os lo había dicho alguna vez? Pues es verdad.
ResponderEliminarDais la impresión, según os expresáis, de que veis de forma diferente la utopía: la botella medio vacío o la botella medio llena.
Pero sé es que sólo una impresión. Que estáis más coincidentes los dos en que está medio llena. Y que los dos estáis por la utopía, por que los sueños se hagan realidad, por hacer que se materialicen y concreten. No otra cosa es lo que destiláis en vuestros respectivos blogs. Por eso os leo con fruición y os sigo y persigo muy de cerca.
De modo y manera que, si un mundo mejor es posible, no bajaremos la guardia en nuestro empeño en aquella parcela del mundo y de la historia que a cada uno de nosotros nos ha correspondido en heredad.
Un saludo afectuoso.
¡ Precioso cuento!
ResponderEliminarMiguel Ángel, te acuerdas cuando Pedro Miguel Lamet era un articulista asiduo de la revista Vida Nueva... ¡Que maravillosa persona!
Me ha gustado leer la (carta-cuento),
"Un Papa sin Vaticano"
Saludos llenos de cariño.
¡Cómo no, María Luisa, llegó a ser el director! Fue defenestrado, y ahí la revista entró en declive. Como protesta por la decisión de quien fuera, -Conferencia Episcopal, Propagandistas, BAC, no me importa ya recordar aquel desastre-, yo me borré de ella y no he vuelto a leerla. Hace de esto la friolera de más de 25 años.
ResponderEliminarAquella sí era una revista que se leía de cabo a rabo.
Por si te parece bien recordar y leer con gusto: http://www.pedrolamet.com/poemas.html