Hoy es un día de esos en que desearía tener mucha audiencia, llegar a mucha gente, y poder decirles que sí, que Europa merece un SÍ, que a pesar de todos los pesares de los políticos y sus partidos lo que dentro de poco los europeos iremos a votar merece la pena.
Hace ya muchos años, por circunstancias que ahora no vienen al caso, tuve la ocasión de enterarme de que Konrad Adenauer y otras grandes personas también habían tenido su sueño. Como por casualidad llegó a mi poder, dibujada en una bolsa de deportes alemana que me fue regalada, una bandera totalmente novedosa. Resultó ser una enseña de la futura, o futurible, unión europea. Una circunferencia compuesta de muchas estrellas, no recuerdo cuántas.
A mí, hispano de esta pequeña tierra, me gustó aquella ilusión, o utopía si mejor os parece.
Con el tiempo he ido viendo y reconociendo que amar lo propio y pequeño no está en contradicción con querer también abrazar a los más, ser más amplio, abarcar más no para poder más, sino para sentir mucho más.
Europa es una bella realidad en este tiempo, incluso ha resultado una fuente provechosa de recursos necesarios para lo que entre nosotros no habíamos sido capaces, no ya de mantener, ni siquiera de tener.
¿Qué es España hoy? ¿Qué era entonces, cuando estábamos encerrados a todo y a todos, incluso para ver pelis, leer libros, respirar ideas, conocer gentes, saber idiomas, viajar y visitar sin complejos, recibir y acoger sin recelos…?
Estamos en Europa, somos europeos, a pesar de diferencias y minucias más o menos diversas pagamos con la misma moneda, en París no somos extraños ni tampoco en Roma o en Berlín, comemos rabioli en Pucela o cocido en la Toscana y para nada se nos ocurre pensar ya que Portugal sea español.
Los políticos serán lo que sean, los partidos funcionarán como funcionen, la administración tendrá sus propios agujeros, y ¿dónde no? Tirarlo todo, ahora, es renuncio, cabreo mal digerido, pataleta de quien tira las fichas al suelo y grita ¡así no juego!
El juego va a seguir, la abstención será mal utilizada, la mayoría silenciosa quedará pronto olvidada, y algún día nos lamentaremos de haber desaprovechado otra ocasión más de hacer las cosas mejor…
No te quedes en la cama, no te vayas a la playa, no te desentiendas de lo que es también tuyo porque es de todos. Ponte en pie y habla, tienes la palabra, tu palabra y tu voto, blanco-negro-amarillo-rojo-azul-o-violeta, y junto a los demás saquemos los colores a quienes se lo merezcan, pero no perdamos esta oportunidad de seguir construyendo lo que, yo estoy bien seguro, es nuestro único futuro.
Hace ya muchos años, por circunstancias que ahora no vienen al caso, tuve la ocasión de enterarme de que Konrad Adenauer y otras grandes personas también habían tenido su sueño. Como por casualidad llegó a mi poder, dibujada en una bolsa de deportes alemana que me fue regalada, una bandera totalmente novedosa. Resultó ser una enseña de la futura, o futurible, unión europea. Una circunferencia compuesta de muchas estrellas, no recuerdo cuántas.
A mí, hispano de esta pequeña tierra, me gustó aquella ilusión, o utopía si mejor os parece.
Con el tiempo he ido viendo y reconociendo que amar lo propio y pequeño no está en contradicción con querer también abrazar a los más, ser más amplio, abarcar más no para poder más, sino para sentir mucho más.
Europa es una bella realidad en este tiempo, incluso ha resultado una fuente provechosa de recursos necesarios para lo que entre nosotros no habíamos sido capaces, no ya de mantener, ni siquiera de tener.
¿Qué es España hoy? ¿Qué era entonces, cuando estábamos encerrados a todo y a todos, incluso para ver pelis, leer libros, respirar ideas, conocer gentes, saber idiomas, viajar y visitar sin complejos, recibir y acoger sin recelos…?
Estamos en Europa, somos europeos, a pesar de diferencias y minucias más o menos diversas pagamos con la misma moneda, en París no somos extraños ni tampoco en Roma o en Berlín, comemos rabioli en Pucela o cocido en la Toscana y para nada se nos ocurre pensar ya que Portugal sea español.
Los políticos serán lo que sean, los partidos funcionarán como funcionen, la administración tendrá sus propios agujeros, y ¿dónde no? Tirarlo todo, ahora, es renuncio, cabreo mal digerido, pataleta de quien tira las fichas al suelo y grita ¡así no juego!
El juego va a seguir, la abstención será mal utilizada, la mayoría silenciosa quedará pronto olvidada, y algún día nos lamentaremos de haber desaprovechado otra ocasión más de hacer las cosas mejor…
No te quedes en la cama, no te vayas a la playa, no te desentiendas de lo que es también tuyo porque es de todos. Ponte en pie y habla, tienes la palabra, tu palabra y tu voto, blanco-negro-amarillo-rojo-azul-o-violeta, y junto a los demás saquemos los colores a quienes se lo merezcan, pero no perdamos esta oportunidad de seguir construyendo lo que, yo estoy bien seguro, es nuestro único futuro.
Y sírvanme de complemento estos dos interesantes enlaces de gente guapa, maja y resalá (Y también con la cabeza muy bien amueblada, que la tienen, de verdad):
http://kaolinclares.blogspot.com/2009/06/yo-siempre-voto-incluso-europa.html
http://fernandomaneromg.blogspot.com/2009/06/por-que-no-se-habla-de-europa-cuando-se.html
http://kaolinclares.blogspot.com/2009/06/yo-siempre-voto-incluso-europa.html
http://fernandomaneromg.blogspot.com/2009/06/por-que-no-se-habla-de-europa-cuando-se.html
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Para terminar. Nunca he hecho apología de ninguna opción política, aunque siempre he animado, allá donde se me ha ofrecido la oportunidad, a participar en cuanto contribuye al bien común.
El otro día recibí una octavilla en plena calle que informaba, en forma de decálogo, sobre las pretensiones de unas siglas políticas totalmente desconocidas. Al leer la papeleta sentí un cierto regusto, una sensación agradable, una placentera desazón; eran sólo palabras, pero eran nuevas o al menos estaban dichas de manera diferente.
Hoy me llegan informes de que hay algo más detrás de ellas, que parece que hay buena gente aunque desconocida, que tal vez merezca la pena darles cancha y ver qué pasa…, en fin, que no todo tiene que ser gris o negro en este puñetero asunto de la política y los espurios intereses.
Yo, por si sirve, lo digo, y cada quien haga lo que le de la real gana: http://www.porunmundomasjusto.com
El otro día recibí una octavilla en plena calle que informaba, en forma de decálogo, sobre las pretensiones de unas siglas políticas totalmente desconocidas. Al leer la papeleta sentí un cierto regusto, una sensación agradable, una placentera desazón; eran sólo palabras, pero eran nuevas o al menos estaban dichas de manera diferente.
Hoy me llegan informes de que hay algo más detrás de ellas, que parece que hay buena gente aunque desconocida, que tal vez merezca la pena darles cancha y ver qué pasa…, en fin, que no todo tiene que ser gris o negro en este puñetero asunto de la política y los espurios intereses.
Yo, por si sirve, lo digo, y cada quien haga lo que le de la real gana: http://www.porunmundomasjusto.com
¿Europa?
ResponderEliminar¿Que es eso? Y lo que es peor: ¿para que ha servido hasta ahora?
;)
Un abrazo, amigo.
Miguel Ángel, amigo, ¿en qué letra has puesto tu escrito que en mi miniordenador lo veo como los rayos y centellas de los tebeos? O sea, en symbol o weddings, o algo parecido. Bueno, pasaré por aquí luego, desde el ordenador grande a ver si es porque tus pensamientos, de tan grandes, no caben en mi diminuta pantalla.
ResponderEliminarNo soy yo el más indicado para responderte, Cornelius, pero aún así voy a hacerlo.
ResponderEliminarEuropa es una realidad humana desde hace mucho, demasiado tiempo, como para que ahora nos volvamos a hacer esa pregunta. Es cierto que la historia no ha sido rectilínea, que cual vulgar guadiana, no sólo meandros, hasta enterramientos y ocultamientos ha tenido. Muchos renuncios en esta historia. Pero sin Europa, el mundo no sería igual, tampoco España.
Y ya en tiempos muy inmediatos, imposible calcular los beneficios que de ella nos han venido. ¿Qué será de nuestro país? Lo que nosotros decidamos, pero no solos, junto con los europeos. Y más digo: esto va camino de funcionar a nivel planetario, porque esta Tierra que habitamos cada vez está más claro que la asumimos todos juntos, o se nos va por el agujero del desagüe.
Aún tengo reciente el discurso de Obama en El Cairo; es otro estilo, tal vez no del todo, pero se aproxima bastante al que todos deseábamos, el que nos pone en el camino derecho de mejorar, de hacerlo todo mucho más a la medida de las necesidades reales de los países en peor situación, los que siempre han estado al margen.
Europa unida hará un mundo mejor, yo así lo creo.
Y ya que te pones a tiro, te voy a decir lo siguiente:
Tienes un blog que visita mucha gente. Sueles tener una media de 30 comentarios, lo que me hace calcular a ojo de buen cubero que puedas llegar a las 300 visitas diarias.
Eso quiere decir que te leen muchas personas, y que tus comentarios y artículos son bien recibidos.
No puedes, -por dignidad romana, por vergüenza torera, por sentido cívico andaluz-, negarte a reconocer Europa, a excluirte de ésta o de cualquier otra circunstancia democrática que la construya, a alentar la dejación por la desmoralización.
Roma cayó, Europa se está levantando. No te puedes excluir ni animar a nadie a que también lo haga. ¿Será la antigua Roma y su cultura recordada sin Europa? Es tu propia razón de permanencia. Pura subsistencia.
Querido Miguel Ángel, no entiendo tu post.
ResponderEliminar¿ Como debo leerlo en forma de mensaje secreto...?
Estoy de acuerdo contigo.
"En que una Europa unida hará un mundo mejor.
Pura subsistencia".
Saludos llenos de cariño.
PUBLICADO ARTICULO DE FERNANDO MANERO EN EL BLOG DEL MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD.
ResponderEliminarUN ABRAZO Y FELIZ FIN DE SEMANA...!
María Luisa Querido Miguel Ángel, no entiendo tu post. ¿Como debo leerlo en forma de mensaje secreto...?
ResponderEliminarSi te refieres a este en el que estamos te respondo: He querido salir al paso a una corriente demasiado amplia por todo Internet animando a no participar en las votaciones del domingo porque los políticos lo están haciendo mal, y es opinión muy generalizada que sólo buscan el propio beneficio.
Tal vez lo estén haciendo mal y sólo busquen vivir bien a costa ajena, pero Europa somos todos y ella sola por sí mismo está por encima de los políticos y sus politiquerías. Éstos pasarán y tal vez lleguen otros y otras que los mejoren, pero Europa tendrá que seguir, porque es la realidad inevitable e inexcusable de cualquier concepción política real.
No hay mensaje secreto. Si los partidos mayoritarios no merecen el voto, démoselo a otros que sean más dignos.