[Esto que escribo en este post no es interesante. En realidad no es nada interesante. Si a alguien debería interesar, ese alguien sería el propietario del propio portal; y posiblemente también podría de ser interés para quienes participan en él de forma asidua, especialmente si consideran que esa es su casa, donde ser reconocidos y apreciados, donde poderse expresar y ser escuchados.
El resto si queréis podéis leerlo, que no pasa nada. Pero sabed que si lo pongo aquí es únicamente para conservar, en mi recuerdo y memoria personal, una experiencia que no deseo volver a repetir]
El resto si queréis podéis leerlo, que no pasa nada. Pero sabed que si lo pongo aquí es únicamente para conservar, en mi recuerdo y memoria personal, una experiencia que no deseo volver a repetir]
Atrio.org es un portal de información y de participación cuya temática incluye cuanto de humano pueda ser considerado. En la información sobre dicho portal, en la cabecera del mismo, está escrito: Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano.
Entré a curiosear por él hará aproximadamente un año, leyendo los artículos expuestos y también los comentarios que se iban incorporando a los diversos hilos.
Pasado el verano, cuatro o cinco meses, más o menos, después de estar curioseando, me atreví a intervenir, comentando también yo en algunas ocasiones.
A lo largo de todo este tiempo mi participación en Atrio ha pasado por diversas situaciones que en ocasiones he reflexionado aquí. No ha sido fácil, pero digamos que tampoco ha sido difícil; es, para decirlo con una palabra sola, complicado. Generalmente se tratan asuntos que tienen que ver con lo religioso, más concretamente con la Iglesia Católica, aunque también se introducen otros variados temas.
Hace una semana me fue dirigido este aviso inapelable:
¿Por qué llegó esto?
Previo a la orden terminante, yo había protestado de esta forma:
Esta queja iba dirigida contra otro comentario en el que se me acusaba de pretender colgar en medio del diálogo un vídeo de contenido pornográfico. He de afirmar que no era verdad, como tampoco que yo estuviera ocasionando gastos excesivos al portal con mis numerosas intervenciones, y que por consiguiente no tendría por qué estarse resintiendo ninguna economía doméstica o empresarial con mis intervenciones. Siento no poder demostrar la existencia de ese comentario agresivo contra mí, porque sólo estuvo expuesto apenas unos minutos, justo el tiempo de leerlo; luego, simplemente desapareció. Lo firmaba un tal Pepe Sala.
Paso a exponer sumariamente el motivo origen de este desencuentro.
Se había colgado un artículo de Juan José Tamayo, "Cuatro años de papa", que podéis leer si tenéis humor y ganas. El tal artículo, en seis puntos, valoraba el tiempo de gobierno de la Iglesia Católica en el que lleva el actual Papa Benedicto XVI. Lo hacía con resultado negativo.
(Utilizo el tiempo verbal pretérito, porque desconozco si este artículo permanecerá colgado en el portal. Es política mantenida conservarlos todos, expuestos a la visita de quien lo desee. Pero también ha ocurrido que volviendo hacia atrás, algunos no se encuentran, tal vez porque se hayan recolocado en otra parte, o se hayan suprimido.)
Uno de los primeros comentarios que se añadieron aumentó la crítica y valoración negativa con otros seis puntos en los que se pormenorizaban los atuendos vestimentiles y ropajes diversos que el Papa se ha ido colocando en los diversos lugares a donde ha acudido de visita, y los gorros de todas las clases, formas y colores que, a instancias de la gente, se ha encajado en la cabeza.
Ante mi protesta de la crítica fácil y esperpéntica que se estaba llevando a cabo, lo hice de diversas maneras, solicité que se retirara este comentario jocoso y satírico y requiriendo mayor profundidad y seriedad en la crítica, que ya no en la valoración, no se me hizo caso.
Entonces recurrí también a la jocosidad, salteando el diálogo con diversos comentarios, tal vez fuera de contexto, pero sin salirme de las normas correctas que el portal requiere como pautas exigibles. Llegado un momento, y sumándome a lo que yo juzgué cachondeo general y generalizado, pretendí introducir un vídeo humorístico, emitido por TVE en horario de audiencia familiar, por lo tanto nada sospechoso de contenido peligroso. Ésta fue la respuesta:
Mi intención era humorística, ya puesto a ello, dando la sospecha que quien envía unas flores a una anciana muy bien podría haber sido el mismo Papa, y por tanto seguir en la línea de crítica fácil y chabacana. Juzguemos si esto es prohibitivo: Sexo en la vejez.
Por dos veces fue suprimido mi comentario, sin más explicaciones. (Por tanto no tengo constancia gráfica que pueda exponer). La tercera, juzgando que el motivo era el contenido de vídeo, colgué la dirección de un portal de psicología sexual, concretamente el que figura justo antes con el número 29. Y apareció ya el cartel de comentario moderado.
Vino después la acusación pública del citado Pepe Sala, a continuación mi protesta enérgica y malhumorada, y finalmente la orden terminante de callar.
¿Qué pasó luego, tras mi silencio? Que se callaron todos respecto de mi persona, haciendo caso al ruego de la moderación, con estas excepciones:
1) Un riojano de talla teológica autoproclamada:
2) Un argentino que vale lo que pesa, y a quien me lo imagino de aspecto enorme y bonachón, que me dedicó este homenaje tan inmerecido como valiente.
Es un comentario lleno de aprecio hacia mí y de escogido texto con que se expresa, y sólo por verlo referido hacia mi persona considero merecido ser enjuiciado, acallado, expulsado…, sea lo que sea que hayan hecho conmigo.
Leedlo, porque si es verdad lo que este tío dice de mí, tendréis que sujetarme bien, porque estoy a punto de reventar de gozo, de placer, de alegría, y de… ¡Soy la hostia!
Y dicho esto, termino afirmando que aún así seguiré entrando para leer lo que escriban y lo que comenten, porque la temática y el fondo me interesan, y también porque muchos de sus comentadores tienen experiencia, conocimiento y también son muy buena gente.
Y seguirá estando ahí en el borde de este blog la dirección de Atrio.org para quien quiera también entrar y enterarse.
No tengo palabras, Miguel Ángel, para mostrarte mi apoyo, porque de ningún modo puedo pensar que dijeras nada inconveniente. Te conozco sólo a través del ciberespacio, pero sé, porque lo intuyo, que eres una persona limpia y buena, que serias incapaz de ofender o de ser inquisitivo, malhablado o malicioso. Hay decisiones de otras personas que parecen ser dañosas para uno y sin embargo quizás nos honran. Busca tú mismo los ejemplos que como cura tienes a montón en los textos evangélicos y en la misma historia de la Iglesia como poder temporal. Un abrazo fraternal.
ResponderEliminarJejejee que bromista eres, Luisín. Que bromista. Que supergracioso. Dime como se llama el juego.
ResponderEliminarParece que es la marca de la casa: un grupo más parecido a una secta que a otra cosa, hipercrítico con la Iglesia y permisivo con sus amiguetes de toda laya, que no admite otra opinión que la línea que marcan desde la administración que es la verdad absoluta. Se creen los niños buenos del lugar pero sus prácticas delatan el totalitarismo subyacente. En un foro-blog llamado "Atrio Libre" pueden ver otro linchamiento practicado por estos "angelitos del infierno".
ResponderEliminarSaludos
Very energetic ρost, I loved that а lot. Wіll there be
ResponderEliminara part 2?
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